Cada día surgen cuatro bulos nuevos sobre el coronavirus. Más de 120 al mes desde que a finales de febrero la realidad frenase en seco tras la llegada del SARS-CoV-2. El cálculo es sencillo. La plataforma Maldita.es ha logrado verificar 725 mentiras, alarmas falsas y desinformaciones sobre la COVID-19 desde el inicio de la pandemia. Si las dividimos entre los últimos 6 meses, los resultados asustan. Es verdad que cada vez existen más chequeadores de bulos repartidos por todo el planeta y que cada engaño encuentra una rápida respuesta en la información fiable, pero eso no quita para que intenten colarnos vídeos, imágenes, noticias que solo buscan la confusión y alentar las conspiranoias. En tiempos de coronavirus, los negacionistas y difusores de bulos han señalado a la tecnología como el demonio. Solo hay que repasar la sección Fact Checks de Newtral, empresa especializada en verificación de datos, para darse cuenta de cómo responsables políticos de todos los partidos –y sus perfiles oficiales– usan cada vez más las verdades a medias y las mentiras.

Si hay un formato que triunfa en esto de los bulos son los vídeos. En los últimos meses, coincidiendo con la pandemia, hemos visto a una supuesta viróloga asegurar que el gobierno estadounidense, aliado con élites científicas y farmacéuticas, ha usado el virus SARS-CoV-2 y la futura vacuna para lograr forrarse y controlar el planeta. Otro supuesto doctor ha difundido su teoría de que el coronavirus lo provoca la tecnología 5G y un presentador de EE. UU. ha despotricado contra las mascarillas porque, según él, son dañinas al impedir llegar el oxígeno a los pulmones. De los stories de Miguel Bosé ni hablamos. Se ha hecho viral también el vídeo de un médico italiano pidiendo que la gente no se haga pruebas de la COVID-19 para así impedir que la vacunación masiva nos acabe dejando “enfermos y debilitados”. También está esa grabación donde se afirma que las pistolas para medir las temperaturas matan las neuronas. Y últimamente se ha viralizado un vídeo donde se sostiene que los test rápidos no permiten diagnosticar la enfermedad.

Otra de las técnicas de manipulación son los deepfakes, vídeos falsos que parecen ser reales y que se editan mediante herramientas de inteligencia artificial. El resultado son vídeos muy realistas que pueden engañar al más puesto. Uno de los más famosos fue publicado en sus redes por el mismísimo Donald Trump, que compartió un vídeo de Nancy Pelosi, dirigente del partido demócrata, dando una charla aparentemente borracha. Hoy, según la Oficina de Seguridad del Internauta, los deepfakes "son una de las formas de fraude y desinformación más difíciles de detectar". La última gran empresa tecnológica en anunciar medidas para luchar contra estas falsificaciones ha sido Microsoft, que ha creado el software Microsoft Video Authenticator, capaz de analizar una foto o un vídeo y decirte su grado de falsedad. Y además lo hace en tiempo real. Los usuarios tienen la posibilidad de comprobar el tipo de alteración del material videográfico. A principios de agosto, la red social china TikTok prohibió los vídeos sintéticos manipulados en los que se altera la voz y el rostro de una persona.

En cuanto a las fotos fijas, Google Images nos da la posibilidad de buscar imágenes de forma inversa. La idea es que ante una foto dudosa, podamos cargarla y que Google nos muestre imágenes idénticas o similares para comprobar si una foto es falsa o corresponde a un determinado suceso o a otro diferente. La web de la Red Internacional de Periodistas también dispone de un listado de herramientas para localizar imágenes falsas o dudosas.

Todos estos documentos gráficos han encontrado en los grupos de WhatsApp y en redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram o TikTok un terreno perfecto para su expansión planetaria. Casi todas las plataformas y aplicaciones se han visto obligadas a tomar medidas para contrarrestar su difusión. Al principio de la pandemia, un estudio de una ONG con sede en Londres concluyó que las redes sociales con más seguidores no actuaban contra 9 de cada 10 noticias falsas reportadas por los mederadores. Y el principal problema es que muchos de los superdifusores de bulos eran cuentas con millones de seguidores.

Por otro lado, Facebook e Instagram ya alertan sobre los vídeos con información falsa. Tras el revuelo por los vídeos de Miguel Bosé, las dos redes sociales avisan qun los vídeos del artista español contienen “información parcialmente falsa” o “información engañosa”. No solo frente a la pandemia y el surgimiento de teorías negacionistas, sino también de cara a las próximas elecciones en EE. UU., donde Donald Trump busca su reelección, la compañía de mensajería instantánea WhatsApp ha activado una opción para conocer en pocos minutos si lo que estamos leyendo en nuestros grupos de conversación es una mentira, un bulo o una manipulación. A través de una lupa busca cualquier enlace que nos llegue al chat, sobre todo esos que han sido enviados de forma masiva y que están bajo sospecha. WhatsApp permite ver todos los resultados y así poder decidir si nos fiamos o no del enlace comentado. Al mismo tiempo, la plataforma de mensajería ha donado importantes sumas de dinero a empresas verificadoras de bulos.

Somos libres para creer cualquiera de las informaciones que aparecen en nuestras redes sociales, pero aún lo seremos más, y sobre todo más críticos y estaremos más informados, si no nos fiamos a la primera de todo lo que vemos. Levanta la cabeza, la plataforma de Atresmedia que fomenta el uso responsable de la tecnología, te anima a buscar la verdad.