El batiburrillo es tremendo. Hay activistas antivacunas poniendo en cuarentena las evidencias científicas sobre el coronavirus, gurús de la medicina alternativa recomendando brebajes como si fueran una cura-milagro, políticos de todos los continentes esparciendo veneno conspiranoico en medio de la crisis sanitaria más importante de las últimas décadas o grupos antifeministas, xenófobos o ultranacionalistas que basan su estrategia en la desinformación… Como comunidad estamos infectados por la infodemia, la sobresaturación informativa en la que se cuelan, cada día más, las noticias falsas y sin contrastar.

Desde el comienzo de la expansión del SARS-CoV-2, la Organización Mundial de la Salud ya advirtió que los superdifusores de bulos se iban a sentir muy a gusto en esta emergencia. No es menos cierto que los propietarios de algunas de las redes sociales con más seguidores se pusieron manos a la obra para contrarrestar, o al menos frenar, la dispersión de la desinformación. Han pasado casi tres meses y parece que no ha sido suficiente. El lado oscuro sigue esparciendo su mancha.

El Centro para Contrarrestar el Odio Digital (CCDH, en sus siglas en inglés), una ONG sin ánimo de lucro con sede en Londres, acaba de publicar un informe demoledor sobre la actuación de los gigantes de la redes sociales a la hora de no contribuir a la difusión de noticias falsas sobre el coronavirus. Bajo el hashtag #WilltoAct, el CCDH asegura que las plataformas de redes sociales han eliminado solo 1 de cada 10 publicaciones reportadas como bulos en Facebook, Twitter e Instagram. Vamos, que no han tomado ninguna medida contra 9 de cada 10 noticias supuestamente falsas sobre el coronavirus.

“La investigación ha encontrado 649 publicaciones que contravenían las normas de las redes sociales, y solo se tomaron medidas con 61 contenidos, y de estas solo el 6,3 % fueron eliminados”, explica el estudio. Más del 90 % de las publicaciones erróneas, que fueron reportadas por los voluntarios encargados de informar sobre ellas cuando hay dudas, no se eliminaron. El CCDH señala algunas de las afirmaciones que han seguido moviéndose por las redes: “Los virus no pueden transmitirse por el aire”, “la causa de la COVID-19 son las vacunas”, “la tecnología 5G envenena las células y causa la COVID-19”, “el coronavirus es un engaño para tapar la construcción de torres 5G”, “tomar vitaminas C, D y zinc, y beber agua caliente cura la COVID-19” o “usar mascarilla provoca cáncer”.

En el último mes, casi todas las plataformas de redes sociales han anunciado medidas contra los bulos. El problema es que los datos del Centro para Contrarrestar el Odio Digital han sido recogidos entre el 20 de abril y el 26 de mayo, por lo que las supuestas acciones contra las noticias falsas no han sido tan eficaces como se podía pensar. Hasta WhatsApp, la aplicación de mensajería instantánea más conocida y propiedad de Facebook, ha puesto en marcha barreras para ralentizar la difusión de los bulos.

“Los gigantes de las redes sociales están eludiendo su responsabilidad de detener la desinformación. En esta pandemia, todos tenemos que hacer lo posible para mantener nuestras comunidades seguras”, explicó Imran Ahmed, CEO del CCDH, quien ha denunciado como Facebook ha eliminado moderadores de contenidos y revisores de quejas “mientras ha encontrado 400 millones de dólares para comprar una biblioteca de memes”, asegura en referencia a la reciente compra por parte de Zuckerberg de Giphy, la empresa que gestiona gran parte de los GIF animados que se utilizan. Los responsables de este proyecto de investigación concluyen que no atajar los bulos solo ayuda a promover las falsas curas y conspiranoias.

La mayoría de publicaciones reportadas fueron difundidas en Facebook (334), Twitter (179) e Instagram (135), pero de poco sirvió la acción de los moderadores: en Facebook solo se eliminaron el 10,2 % de las informaciones denunciadas, en Instagram, un 4,4 % y en Twitter tan solo un 0,6 %.

Las grandes plataformas se han defendido asegurando que la muestra tomada por CCDH no era suficientemente representativa. Un portavoz de Facebook aseguró a las BBC que “entre marzo y abril hemos colocado etiqueta de advertencia en cerca de 90 millones de contenidos relacionados con la COVID-19”. Por su parte, responsables de Twitter, plataforma que ha llegado a etiquetar como dudoso un tuit del mismísimo presidente de EE.UU., Donald Trump, aseguran que la eliminación de noticias falsas sobre el coronavirus “es una prioridad”. La semana pasada, Levanta la cabeza se hizo eco de una investigación de la Universidad de Carnegie Mellon que había analizado más de 200 millones de tuits, descubriendo que entre el 45 y el 60 % de las cuentas de Twitter que hablaban de coronavirus eran bots o ciborgs (cuentas administradas conjuntamente por robots y humanos) que no siempre difundían información fiable. Tampoco debemos olvidar el coste humano de la desinformación.

Desde la plataforma Levanta la cabeza intentamos cada día frenar la difusión de bulos y ayudar a los usuarios a saber reconocer las fake news.