María del Mar Grandío es profesora en la Universidad de Murcia y experta en alfabetización mediática y estudios de audiencia. Es también miembro del Comité de Gestión de la asociación COST (Cooperación Europea en Ciencia y Tecnología), una organización europea de financiación para redes de investigación e innovación, y del Consorcio para la Evaluación Integral de la Exposición Familiar a los Medios (CAFE) junto a la Universidad de Georgetown. Fiel defensora de las redes sociales y la tecnología mientras se haga un buen uso de ella, apuesta por la capacidad de estas para fomentar la creatividad en los jóvenes. “En cualquier caso, creo que las pantallas nos hacen mucho bien. Es cierto que hay que reconectar con la parte física, pero encontremos el equilibrio”.
Uno de sus libro se titula Historias en red: impacto de las redes sociales en los procesos de comunicación. ¿Cuál es exactamente ese impacto?
Ese impacto está basado en tres ideas fundamentales. Por un lado, está la creación de redes de comunidades. Las redes sociales son plataformas con el objetivo de hacer comunidad. El valor en ellas no es el individuo, es el conjunto. De ahí surge la segunda idea: ¿cómo se crea esa comunidad? Pues con un contenido valioso que haga que la gente quiera participar para que la comunicación no sea lineal, sino circular, flexible y dinámica. El tercer punto es lo instantáneo. Si las redes sociales tienen valor es por el ‘ahora’. Lo que es tendencia en este momento no lo será más tarde. En las redes sociales es la gente quien crea el contenido, lo comparte en comunidad y lo hace en el momento y eso consigue que todo el proceso tradicional de la comunicación se haya convertido en algo dinámico y circular. Al final, los medios de comunicación han ido donde estaba la gente, que es la que les da audiencia. Tardaron, pero ya casi todas las empresas de comunicación informan también a través de redes sociales.
¿Qué es lo mejor y lo peor que nos ofrecen las redes sociales por tramos de edad: niños, adolescentes, adultos, personas mayores?
Sobre redes sociales creo que siempre es conveniente maximizar las posibilidades y minimizar los riesgos y hay que hacerlo, efectivamente, por tramos de edad. En la primera infancia, el acercamiento se tiene que hacer centrado en el entretenimiento y la educación. Los niños aprenden jugando. Y para ello recomiendo mucho YouTube Kids. El principal riesgo es ofrecerles contenido no adecuado, pero las familias estamos para controlar eso. Los adolescentes siguen buscando en las redes el entretenimiento y la conexión con los demás. En cuanto a los peligros, uno de los más importantes es el problema de la privacidad. Los chavales deben saber que el contenido que cuelgan puede llegar muy lejos. El ciberbullying es también otro de los peligros. Sin embargo, las redes les ayudan a ser más creativos y a potenciar la expresión personal. En cuanto a los adultos, además de para entretenernos y conectarnos con otros, las usamos para estar informados y también para crear nuestra propia imagen de marca. Lo peor es la adicción que nos causan. Muchas veces usamos la tecnología como un tic nervioso. La tecnología nos interrumpe constantemente. Yo diría que somos nosotros los adultos quienes tenemos que hacer una mayor reflexión sobre el uso que hacemos de ella. Muchas veces hacemos conexiones hasta de cinco segundos. Nuestro reto es hacer del uso de la tecnología algo saludable. Si hablamos ya de la gente mayor, creo que el valor terapéutico de las redes y la tecnología en general, especialmente durante la pandemia, ha sido enorme. Han tenido unos beneficios psicológicos tremendos. Sin embargo, son víctimas de estafas porque no tienen aún algunas nociones muy claras y son grandes divulgadores de noticias falsas. No saben identificar aún mensajes fraudulentos.
La mayoría de los jóvenes se informan a través de las redes sociales ¿Por qué no conseguimos concienciarlos de que usen otros medios más fiables?
El reto es saber hacerles distinguir entre una noticia falsa y una que no lo es. Sin embargo, yo no veo que sea negativo usar las redes como fuentes de información, ya que todos los medios de comunicación están ahí. Lo importante, insisto, es educarles para que tengan criterio.
¿Cómo crees que podríamos hacer que los jóvenes volvieran a la televisión y vieran contenido de calidad?
Es cierto que hubo un momento en el que las televisiones generalistas dejaron algo apartados a públicos más jóvenes, que se fueron entonces a plataformas digitales, pero ahora que ya pueden ver los contenidos que les gustan a la hora que prefieran, los jóvenes ven mucho más la televisión. Creo que en estos momentos las televisiones están haciendo un esfuerzo muy grande por reconectar con los jóvenes.
Parece que la vuelta de Friends, una serie que consumen los jóvenes de hoy, no ha tenido demasiado éxito entre ellos…
Friends tuvo su momento, que han recuperado las plataformas de forma muy rentable. Creo que su vuelta ha sido más bien un homenaje a sus espectadores de entonces, de ahí el formato que han utilizado. La serie es lo atemporal.
Uno de los documentos en los que has intervenido se titula Estrategias de Comunicación en Redes Sociales.¿Nos podrías dar algunas?
Pues depende de lo que queramos hacer con ellas: entretener, persuadir o educar. Se pueden utilizar como instrumento para informar, para enseñar. Necesitamos una información de calidad que tiene que “hibridizarse” en lenguajes diferentes. El usuario quiere interactuar, no solo leer o ver vídeos. Y esa es una estrategia muy útil. Creo que la más útil de ellas.
¿Qué tipo de cosas hacen los menores en la red que las familias desconozcan?
Hacen en la red lo mismo que hacen fuera de ella. Crean comunidad con sus iguales. Creo que no siempre hay que tener desconfianza en ellos y en lo que hacen. Es mucho más importante supervisar que poner límites. No debemos demonizar toda su actividad online. No todo lo que hacen es peligroso.
¿Nos podrías recomendar un par de apps interesantes para jóvenes de las que puedan aprender?
Me parece interesante, sobre todo para los más jóvenes, dar a conocer las plataformas de verificación de bulos, los fact-checkers. Recomendaría páginas como Newtral o Maldita que verifican bulos e informaciones falsas. Es importante fomentar en los jóvenes una cultura de la verificación para que aprendan y tengan la necesidad de consultar estas plataformas cuando les llega información de origen dudoso.
Es evidente que las pantallas ganaron la partida a padres y madres durante la pandemia. ¿Cómo pueden hacer ahora para volver atrás?
Más que ir hacia atrás debemos ir hacia delante con las lecciones aprendidas. Las pantallas están para nuestro confort y bienestar y todo lo que aporten a eso hay que potenciarlo. Ahora llega el verano y todo cambiará. En cualquier caso, creo que las pantallas nos hacen mucho bien. Es cierto que hay que reconectar con la parte física, pero encontremos el equilibrio.