Imaginemos que estamos en la oficina y nos entra hambre. Un piscolabis vendría bastante bien, así que vamos a la máquina de vénding y pedimos un aperitivo. A la hora de pagar, la máquina no acepta dinero, solo datos. ¿Datos? ¿Qué quiere decir esto? Pues que el pago se hace a través de un cuestionario. Esos datos están relacionados con el puesto en la empresa y con una batería de preguntas sobre el producto en cuestión. Una vez respondidas todas ellas, la máquina nos ofrecerá el snack de la misma manera que lo hacen todas las máquinas cuando se paga con monedas, billetes o tarjeta bancaria.

Esto no es una posibilidad para comprar en el futuro. El futuro ha llegado y la máquina está aquí, concretamente en Madrid, en las oficinas de Accenture, y se llama Data Pro Quo. Es la primera máquina expendedora automatizada en España con estas características, con una forma de pago a través de datos. Parece que los ciudadanos podemos empezar a ofrecer los nuestros por voluntad propia y recibir, además, algo a cambio por ello.

El aparato es colaboración de la agencia Shackleton, Accenture Interactive y Evoca Group, la compañía fabricante de máquinas de vénding y tiene el propósito de producir material y recolectar datos reales y estratégicos para proyectos. Data Pro Quo ofrece un rango de 55 referencias distintas, aunque, principalmente, pone a disposición de los usuarios alimentos y bebidas, pero también productos de electrónica y de papelería. Incluso contestando un cuestionario especialmente extenso se pueden conseguir unos altavoces.

“Lo mejor de esta máquina es que ha llegado al mundo físico algo que no estaba”, dice Ángela Álvarez, cofundadora de la empresa Mydatamood, una plataforma que pretende ayudar a los usuarios a tratar su identidad digital. “Ayudamos a nuestros clientes a averiguar qué datos suyos tienen las empresas, les damos una copia y les decimos qué hacen esas empresas con ellos”. Tienen ya más de 4.000 usuarios.

El trato de nuestros datos por diferentes compañías es algo muy controvertido. Generalmente, es difícil saber qué tienen las empresas de nosotros, con qué fin lo usan y cómo han adquirido esa información.

Si la máquina de vénding con la que se puede pagar con datos está cambiando la forma de adquirir productos, la solución de Mydatamood para suscribirse a un periódico es completamente innovadora y da pistas de hacia qué mundo nos dirigimos. “Hay varias maneras de suscribirse de manera premium a un diario. Puedes pagar por una sola noticia con dinero, hacer una suscripción por un año o darnos los datos a nosotros”. En el propio proceso de registro al periódico hay un cuestionario en el que Mydatamood va preguntando a los clientes sus necesidades e intereses. “Podemos poner los datos de los que han elegido esa opción de suscripción a disposición de varios clientes durante tres meses. Suelen ser aseguradoras, eléctricas, telecos y automoción. El valor que generan esos datos se reparte entre la empresa editorial y Mydatamood”, dice Ángela Álvarez.

La protección de nuestros datos cobra cada vez más importancia en la sociedad y nuestra propia gestión de los mismos voluntariamente parece que empieza a ser común.

¿Pero merece la pena pagar con nuestros datos en lugar de con nuestro dinero? La decisión es muy personal, pero lo recomendable es que quien nos proporcione esa posibilidad nos de toda la información sobre qué se va a hacer con los datos, a quién se van a vender y durante cuánto tiempo se va a hacer uso de ellos. Por eso lo mejor es que, tomemos la decisión que tomemos, exista siempre una empresa intermediaria que vele por ellos. Así nadie hará negocio con nuestros datos sin permiso.