¿Se puede competir con Google? No ha pasado una semana desde el lanzamiento en pruebas del buscador You.com y algunos expertos se preguntan si estamos ante el final del dominio absoluto de la empresa fundada en California hace 23 años. Con toda seguridad, y a pesar de las críticas y zonas de sombra, el motor de búsqueda de Alphabet seguirá durante mucho tiempo en el pole position de los gigantes tecnológicos (tiene casi el 87 % del mercado de búsquedas). Pero no es menos cierto que comienzan a surgir alternativas que quieren dar más protagonismo a la privacidad y al control del usuario. Según ha afirmado Richar Socher, experto en inteligencia artificial y uno de los creadores del nuevo buscador, “el modo personalizado de You.com es mucho mejor que el de Google porque no compartimos datos con nadie y no hacemos anuncios que invadan la privacidad”.
Es un ejemplo más de las alternativas que están surgiendo a las plataformas y aplicaciones que más utilizamos. La privacidad parece que empieza a importar, y no solo a los usuarios de internet. Navegadores, buscadores, servicios de mensajería, apps de videollamadas… otra realidad digital, más segura y ética, es posible.
En la tienda de Google existen actualmente casi tres millones de aplicaciones, una cifra actualizada por la web AppBrain. Según esta, de todas las herramientas que podemos descargar de la tienda de Android y usar en nuestro teléfono un 13 % son de una calidad tan baja que se desaconseja su uso.
Sin embargo, aquí no nos vamos a ocupar de aquellas herramientas que son peligrosas solo por instalarlas, sino de aquellas que usamos cada día y que, bajo una apariencia inofensiva, pueden esconder rastreadores o solicitar permisos que, a priori, no son necesarios para su buen funcionamiento (una aplicación que pida acceder a la cámara de fotos, por ejemplo). Hoy nos centraremos en las apps alternativas que ofrecen un servicio más seguro y con mayor privacidad al usuario. Y es que, al final, todos usamos las aplicaciones que concentran un mayor número de usuarios activos: Chrome para navegar por internet, WhatsApp para la mensajería instantánea, Gmail para el correo electrónico y Skype para las videollamadas. ¿Qué alternativas para navegadores, mensajes, correos y videollamadas podemos descargar e instalar en nuestro teléfono?
Para analizar las aplicaciones hemos usado la web Exodus, que analiza qué trackers o rastreadores y permisos contienen cada una de ellas. Se ha elegido la más segura y, como alternativa, se sugiere también alguna que combine seguridad con número de descargas, si la hubiese.
Navegador y motor de búsqueda: DuckDuckGo
Según Exodus, el navegador DuckDuckGo no tiene ni un solo rastreador y pide 12 permisos para que funcione, entre ellos, la localización, acceso a internet, que se inicie nada más arrancar el teléfono, etc. Entre sus principales características podemos encontrar un bloqueador de rastreadores ocultos en webs, aumentar la protección de cifrado y una clasificación de las webs que visitamos según el grado de privacidad de la misma.
DuckDuckGo está disponible en Android e iOS. Podemos usar DuckDuckGo en nuestro ordenador como complemento instalado en Chrome y Edge, el navegador de Microsoft. En este enlace podemos descargarlo y, a partir de entonces, las búsquedas las haremos a través de este motor en lugar del que estemos usando por defecto. También disponible para Firefox.
Una alternativa a DuckDuckGo es Brave, con más de 50 millones de descargas y ningún rastreador asociado. Eso sí, Brave es un poco más invasiva que DuckDuckGo, con 26 permisos según Exodus.
Servicio de mensajería instantánea: triple empate
Este apartado suele estar copado por dos grandes aplicaciones: WhatsApp y Telegram. A estas dos se le unió hace poco Signal, con más de 50 millones de descargas desde la tienda de Android, debido a los cambios en las condiciones de uso de WhatsApp.
Según informaba la agencia Efe el pasado 24 de enero, el doctor en Ingeniería informática y especialista en seguridad y obtención de información en redes sociales Manuel Sánchez Rubio, estas tres aplicaciones son “igual de seguras en cuanto a la protección de sus conversaciones personales, porque las tres tiene unos protocolos de cifrado de extremo a extremo muy similares”.
La gran diferencia es que WhatsApp pertenece a la ahora llamada Meta, antigua Facebook y propiedad de Mark Zuckerberg, que aglutina redes sociales como Instagram y la ya citada Facebook. La decisión, en este caso, parece ir más en un sentido de apoyo a empresas relativamente más pequeñas que en un sentido estricto de privacidad. ¿La ganadora? ya hemos visto que en privacidad y seguridad son iguales. WhatsApp, sin embargo, se lleva el gato al agua en cuanto a número de usuarios activos.
Aplicación de videollamada: Jami
La aplicación de videollamada Jami no es la más utilizada (más de 100.000 descargas en Play Store) pero es de las más seguras que podemos usar ya que utiliza la red P2P para conectarse. La app crea una red directa entre cada dispositivo que participa en la videollamada, por lo que es privada. La información que se ofrece al abrir una cuenta tampoco se comparte con ningún servidor.
Según Exodus, Jami no usa ningún rastreador y pide 21 permisos para que funcione, entre ellos algunos necesarios como el acceso a la cámara, los contactos o la grabación de audio. Esta app también sirve para enviar mensajería instantánea.
Aplicación de correo electrónico: ProtonMail
ProtonMail fue creada por un grupo de académicos que trabajaban en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y en el CERN (Organización europea para la investigación nuclear) en el año 2014 y fue promocionada como “el único proveedor de correo al que la NSA (Agencia de Seguridad Nacional de EE. UU.) no puede acceder” ya que ofrece correo electrónico cifrado. Según la página Exodus, ProtonMail no tiene rastreadores y solicita 14 permisos, entre ellos esenciales como contactos o almacenamiento de la SD (por si queremos adjuntar archivos).
Es conveniente saber qué aplicaciones usamos ya que no todas solicitan los mismos permisos e incluso muchas de ellas llevan incorporados rastreadores para monitorizar nuestra actividad y generar datos personales que luego son vendidos a empresas de terceros. Solo de nosotros depende cuál acabaremos utilizando.