Somos los reyes del ‘Acepto’, menos cuando nos va la salud en ello. Un sencillo ejercicio, abre el escritorio de tu smartphone y echa un vistazo a las apps que tienes descargadas. Ahora piensa de cuántas de ellas te has leído la letra pequeña. ¿Sabes cuántos rastreadores tienen y cuántos permisos has dado al desarrollador de la aplicación para que recopilen información personal? Hoy te animamos a que sepas cómo son de cotillas tus apps.
Vayamos al principio. ¿Qué es un rastreador (tracker)? Es una pieza de software que tiene como misión almacenar datos de la persona que utiliza una aplicación. Hay rastreadores que solo buscan reportar un fallo en la app, los hay que saben qué página has visitado y cuánto tiempo has estado en un lugar determinado de una web. También pueden saber tu historial de navegación y tu identidad digital para luego mandarte anuncios publicitarios personalizados. Los más comunes localizan tu ubicación. ¿Y qué es un permiso? Es el derecho de acceso que solicita una app para entrar en tu smartphone. Permiso para ver tu geolocalización, tus contactos, tus archivos, tu micrófono, tu galería de fotos, etc.
Según Sensor Tower, empresa de análisis de aplicaciones, las apps más descargadas en el mundo durante junio de 2020 fueron estás: TikTok (red social de microvídeos), con 87 millones de veces, encabeza el listado; seguida de Zoom (videollamadas), Facebook (red social), WhatsApp (mensajería instantánea), Instagram (red social), Google Meet (videollamadas), Messenger (mensajería y videollamadas), FaceApp (editor de selfis), Telegram (mensajería instantánea) y YouTube (visonado de vídeos). Pues bien, y solo para que alucines un poco, la versión 8.2.6 de la red social china TikTok –inmersa en plena polémica por los amagos de prohibición lanzados desde la Casa Blanca de EE. UU. y por el anuncio de que compra que ha hecho Microsoft– tiene un total de 12 rastreadores y 76 permisos de acceso. Y YouTube, 2 rastreadores y 33 permisos.
Hemos cogido la primera y la última aplicación de las diez más descargadas a modo de ejemplo. Si quieres saber cuánto dejas hacer a las apps que te descargas, solo tienes que entrar en la web Exodus Privacy, organización francesa sin ánimo de lucro, para saber con exactitud el grado de intrusismo que practican las aplicaciones que usas en tu Android. También puedes acudir a TrackerControl, una herramienta desarrollada por la Universidad de Oxford que además de informarte, te ayudará a bloquear de forma selectiva aquellos rastreadores que no queramos.
No hace mucho, la directora de Transparent Internet, la abogada canaria Manuela Battaglini, apostó por acceder a herramientas más éticas. La miembro del grupo asesor del Gobierno que elabora la Carta de los Derechos Digitales explicó que solo hay que perder un poco más de tiempo para evitar que las aplicaciones chupen toda la información de las entrañas de nuestros teléfono móvil. En esta página puedes ver opciones alternativas a las apps más utilizadas.
Lo más curioso es que cuando en mitad de la pandemia por la COVID-19 se empezó a hablar de rastreadores para frenar los contagios de coronavirus, muchas personas se echaron las manos a la cabeza acusando a los gobiernos y empresas tecnológicas de atentar contra su privacidad. Tras la polémica inicial se concluyó que muchos de los proyectos de apps de rastreo impulsados por gobiernos europeos tenían menos rastreadores y permisos que las apps más populares, pero claro, había que poner el grito en el cielo. Al final, las aplicaciones de control de la pandemia no han tenido mucha utilidad, al menos la que pretendía lanzar el Gobierno de España. Los expertos en tecnología ya avisaron, o más del 60 % de la población se la descargaba o de poco iba a servir, y con la polarización política que existe en España, la cosa no iba a ir bien. La crispación y el agotamiento tras el estado de alarma, el confinamiento y la desescalada obligan, como reconocía la abogada digital Maite Sanz de Galdeano en una entrevista para Levanta la cabeza, a una campaña de transparencia sobre la app de rastreo del virus que compagine la libertad del ciudadano y las garantías de privacidad. Mientras, seguimos descargando aplicaciones para todo.