Kendall Jenner compartía a principios de año una serie de comentarios en Instagram acerca de sus experiencias en torno al acné. La modelo, de 24 años, fue acusada de sadfishing, sobre todo porque, en su caso, el mensaje estaba patrocinado por una marca de productos contra ese tipo de problemas de la piel. A Justin Bieber le ocurrió lo mismo cuando se decidió a compartir en Instagram sus problemas de salud mental (esta vez sin patrocinio).

Porque resulta que la última moda de la red del postureo ha superado lo de mostrar una vida de color de rosa. La escritora Rebecca Reid acuñó el término sadfishing para referirse al caso de Kendall Jenner y desde entonces se utiliza para denominar el acto de confesar algún problema de manera exagerada para generar simpatía entre los demás. En un artículo en el diario Metro, Reid definía el sadfishing es la acción de publicar problemas emocionales en internet con el objetivo de despertar compasión o la atención en la comunidad de internautas.

La cosa es muy reciente pero el término se ha popularizado con mucha rapidez y aunque no hay estudios al respecto sí que hemos encontrado las reflexiones de un profesor de Psicología de la Universidad de Glasgow al respecto. Según Christopher Hand, es fácil establecer paralelismos entre el sadfishing y cualquier otra conducta que busca llamar la atención y que tienen que ver con una baja autoestima, la soledad, el narcisismo o el deseo de manipular a otras personas. Hay quienes lo relacionan también con los celos e incluso con comportamientos antisociales porque, por muy raro que suene, hay quien prefiere confesar sus problemas a los desconocidos que a las personas que tiene más cerca (si las tiene).

En todos los casos, el problema del sadfishing es que resulta muy difícil saber si la confesión que busca despertar la compasión de otro es genuina o no (como en el caso de Kendal Jenner y las cremas antiacné).

El profesor Hand cree que es posible que las publicaciones de sandfishing tengan la intención de poner el foco sobre un tema importante o delicado como la depresión o la ansiedad. Otros pueden estar sencillamente compartiendo información sobre sus vidas sin darle mucha importancia a la respuesta que puedan generar. Y por último, cree Hand, es probable que algunas publicaciones busquen provocar a los lectores.

En cualquier caso, el profesor advierte de que los comentarios de este tipo a menudo se vuelven en contra del personaje que los publica, que termina siendo acosado en Internet. Sobre su efecto en quienes los leen, una investigación citada por el mismo profesor expuso a sus participantes a una serie de tuits de personajes famosos, algunos de ellos negativos.

Los conductores del informe les pidieron después que evaluaran si esos personajes eran culpables del acoso al que estaban siendo sometidos. Su respuesta dependía de la personalidad de cada individuo y cuanto más narcisista, maquiavélico o psicópata se mostraba el sujeto que juzgaba, más probabilidades había de que considerara el mensaje un caso de sadfishing.