El formato en el que vemos noticias, ¿afecta a cómo las percibimos? Lo cierto es que sí que lo hace. Verlas en la televisión o visualizarlas en un móvil no es lo mismo. Ver noticias en smartphones está relacionado con un “bajo nivel cognitivo”, lo que puede afectar mucho a cómo las entendemos, interpretamos o nos posicionamos a favor y en contra. Y se ha convertido en la norma.

En 2018 se publicaba uno de los estudios más interesantes sobre percepción de noticias. El paperLas pantallas del tamaño de un teléfono inteligente limitan el acceso cognitivo a las noticias de video’, de los doctores Johanna Dunaway y Stuart Soroka, demuestra que cuando se reduce la pantalla también disminuye la capacidad de atención del televidente.

Ojo, no disminuye la atención, sino la ‘capacidad’ de atención. Es decir, un formato reducido de noticias no solo limita los píxeles de la pantalla, sino la forma en que pueden ser entendidas. Es como si alguien ‘cortase’ las capacidades mentales y las redujese de forma apreciable. Como si el televidente no comprendiese parte de la información.

El experimento de Dunaway-Soroka consistía en monitorizar la actividad de personas mientras veían noticias en pantallas de 33 centímetros de ancho a 13 centímetros de ancho (una tablet). Medían la frecuencia cardíaca y la conductancia de la piel, entre otros factores. ¿El resultado? A menor tamaño, mayor pasividad ante el contenido derivada de una menor atención.

Cada vez se consumen más 'noticias móviles'

Según Digital News Report España, el informe que la Universidad de Navarra realiza cada año para el Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo, el teléfono móvil es la entrada por excelencia a las noticias online. En la edición de 2018 vemos que el 64% de los usuarios consume noticias en este formato, frente al 22% que las visualiza en una tableta y a un 23% que las ve en una televisión. Una versión posterior analizaba más canales.

Entre los más jóvenes (de 18 a 24 años) el 77% de las noticias online se consumen en el móvil y solo un 16% lo hacen en el televisor. Al otro lado del espectro de edad también se usa predominantemente el móvil (52%), seguido de la tablet (24%) y el televisor (52%). Aunque en esta última franja de edad también se consumen muchas noticias de televisión convencional (no online).

En resumen, vemos que hay una clara predominancia de los jóvenes por el smartphone, aunque se use en todos los grupos de edad. Esto supone un importante reto a futuro. ¿Cómo transmitir las noticias cuando los espectadores solo captarán una fracción de las mismas? ¿Podemos entendernos si no nos prestamos atención?

El reto de la comprensión de las noticias

El formato lo es todo. El ‘periódico’ fue muy criticado cuando se popularizó como journals en el París del siglo XV, así como su versión moderna del siglo XVII. Por lo visto, se perdían matices respecto a la transmisión oral y, sobre todo, cambiaba el origen del poder. Exactamente lo mismo ocurrió con la radiodifusión en el siglo XX, y luego ese mismo siglo con la televisión.

Cada nuevo medio de comunicación adolecía de características aparentemente claves de los medios previos. Surgían nuevos retos de relaciones sociales y poder. Aunque evidentemente también aportaban beneficios indudables. Actualmente el beneficio clave es la flexibilidad y accesibilidad. El móvil vibra, lo sacas del bolsillo y lees la noticia que acaba de ser publicada. ¡Al instante!

Uno de los grandes retos de las noticias digitales, además de los deepfake y de la monetización, será el de cómo aumentar la capacidad de atención del espectador (sin necesidad de aumentar la atención, entendida como tiempo de pantalla). Es decir, que el espectador ‘comprenda’ la noticia y su relevancia, algo en lo que el multitasking no ayuda. Cerca del 40% de la gente está haciendo otras cosas mientras ve la televisión, el 36% de ellos trasteando con un smartphone.

En un siglo caracterizado por la polarización mediática, necesitamos más que nunca maximizar nuestra capacidad de atención, ya que solo prestando atención a las noticias podremos comunicarnos con quien tiene un punto de vista diferente al nuestro.