En el scroll infinito de TikTok e Instagram hay espacio suficiente para contenidos de todo tipo: usuarios que hacen reseñas sobre productos, gente que comparte sus rutinas de ejercicio e, incluso, perfiles que hacen recomendaciones sanitarias: “Remedio infalible para el acné” o “dieta para tratar el SIBO”.
El problema surge cuando los usuarios confían ciegamente en estas recomendaciones sobre un tema tan delicado como la salud. Los usuarios buscan resolver sus dudas personales, cómo quitarse un sarpullido de la piel, una rutina para perder grasa o cómo afrontar un duelo psicológico.
“Muchas veces estamos ávidos de escuchar un consejo y desafortunadamente ese consejo puede empeorar la situación”, explica Fernando Rubio, experto en actividad física y salud. Las recomendaciones sin base médica abundan en las plataformas y en algunos casos perfiles reconocidos han llegado a sugerir el consumo de fármacos, como cuando la influencer española María Pombo recomendó las toallitas Eriodosis, que tienen antibióticos de tratamiento cutáneo.
“No hay ningún control y debería haberlo, porque cualquiera puede decir que es profesional en redes”, advierte desde su experiencia Jorge Ángel (@enfermerojorgeangel). El enfermero e influencer, con más de 453.000 seguidores, se inició en redes cuando, por la pandemia, ya no podía realizar charlas sobre educación. Apasionado por la divulgación, creó un perfil para transmitir buenos hábitos de salud. “La respuesta ha sido brutal”, asegura.
“Hay que tener mucho cuidado con la información que das, siempre decir cosas puntuales y específicas y no meterse en diagnósticos”, añade Jorge. El especialista en enfermería familiar y comunitaria publica diariamente consejos, pero siempre incluye en sus vídeos una advertencia: “si tienes cualquier duda, consulta con un profesional”.
El enfermero reconoce una realidad indiscutible: en las redes sociales cualquiera puede decir que es un profesional de la enfermería, psicología, dermatología, nutrición… y pocos usuarios se molestarán en verificarlo. Para muchas personas resulta más fácil, rápido y barato consultar en redes que pedir una cita médica. A diferencia de algunos perfiles, Jorge agrega que “cuando me escriben con síntomas, yo les digo que soy enfermero, no médico y que no les voy a diagnosticar, y menos por internet”.
Cómo identificar perfiles de confianza
Es posible moverse entre los cientos de perfiles disponibles ofreciendo contenido de salud de una manera responsable. Como Jorge Ángel, existen influencers de salud profesionales que ofrecen contenido estudiado y contrastado.
“Lo más importante es verificar que lo que la persona está diciendo tiene algún respaldo y que esas fuentes sean confiables”, aconseja Fernando Rubio. El experto considera que es importante darnos el tiempo de investigar si el usuario detrás del perfil tiene experiencia y educación sobre el tema del que habla.
Otro factor a tener en cuenta es la transparencia. Es importante ser críticos a la hora de escuchar recomendaciones de ciertos productos, servicios o empresas en redes, ya que detrás del consejo puede haber una colaboración de pago entre el influencer y la empresa. Finalmente, Rubio recomienda prestar atención al énfasis que ponen los influencers en la salud mental: “Si estamos hablando de bienestar y salud hay que verlo de una manera global”.
La responsabilidad de las plataformas
Ante esta situación, la pregunta es clara: ¿Cuál es la responsabilidad de las plataformas a través de las que se difunde esta información?
“Es casi imposible controlar lo que pasa en internet, es un mundo y una galaxia”, afirma Jorge Ángel. Sin embargo, recalca que si hay acciones que pueden tomar los encargados de las aplicaciones para proteger a los usuarios de los riesgos de la desinformación en temas de salud. “A la hora de verificar el perfil de un influencer que dice dedicarse al sector de la salud, además de pedir el DNI y fotografías, sería una buena opción solicitar el título profesional”, sugiere el enfermero.
Para Fernando Rubio, una mayor responsabilidad por parte de las plataformas es fundamental, pero de momento, ve que el trabajo sigue recayendo en los usuarios. “Es importante que instituciones como el Ministerio de Salud sigan de cerca la información que se brinda en redes y ofrezcan herramientas para proteger a los consumidores”, concluye.