Luís Álvarez, que ya está en la treintena, vive en una silla de ruedas por un accidente de moto a los 16 años. Es diseñador gráfico, y gracias a la tecnología, puede desarrollar su trabajo desde su pueblo natal en Galicia. Agradece el momento que le tocó vivir: "Sin las facilidades de comunicación, no existiría el teletrabajo y tendría que vivir en una capital, y yo necesito ayuda para gran parte de las tareas cotidianas. No me quiero ni imaginar qué sería de mi vida si todo esto me hubiese ocurrido 25 años antes. Sería un marginado".

Luís pasa de 09:00 a 17:00 delante del ordenador, en ese tiempo descansa una hora para comer con sus padres y una de sus hermanas. Sin ellos, y sin sus amigos de toda la vida, considera que su vida sería un infierno: "Trasladarme a la ciudad supondría contratar a alguien que me ayude, y además ir en una silla de ruedas no te abre muchas puertas a nuevos amigos".

"Para mí cualquier avance tecnológico es una botella de oxígeno laboral y personal", concluye Luís.

Sara G. es teleoperadora. Tiene 50 años y una discapacidad física que le impide moverse de casa. Gracias a la tecnología, y a una empresa de reparto, ha tenido acceso hace 4 años a su primer trabajo. "No tengo más estudios que los básicos, mi familia no podía llevarme al colegio todos los días. Mi padre vivía en Suiza y mi madre tenía tres hijos más. Cuando llegó el momento de llevarme al instituto decidieron que era mejor que me quedase en casa".

La situación no era fácil el siglo pasado, pero tantas horas encerrada, su tesón y un hermano informático hicieron del ordenador su mejor amigo. Sara es habladora y cree que sin la confianza de la empresa en ella y las posibilidades de las nuevas profesiones nunca hubiese conseguido un trabajo.

“No entiendo que la gente joven que puede salir e ir a tantos sitios se pase el día pegada a una pantalla. Para mí es la única salida. Me encantaría pasear, viajar y bailar”. “Creo que se pierden la vida por verla a través de una pantalla, eso no es vivir”, sentencia Sara.

La Fundación Adecco informa que 7 de cada 10 personas con discapacidad piensan que la tecnología es clave para su inclusión social y laboral. Y que un 71% de las personas con discapacidad afirma que las nuevas tecnologías le ayudan, de alguna forma, a desempeñar su puesto de trabajo, al reducir las barreras con las que se encuentran y permitirles desempeñar sus funciones como cualquier otro trabajador.

Las nuevas tecnologías facilitan el acceso laboral a las personas discapacitadas, pero todavía existe una gran brecha digital, debido a las barreras para la accesibilidad a los dispositivos tecnológicos.

El Informe de Tecnología y Discapacidad de Fundación Adecco y Keysight Technologies Spain recoge que entre las aplicaciones más descargadas por las personas con discapacidad se encuentran plataformas de búsqueda de empleo, un 62%, y redes sociales un 66%. Éstas últimas se convierten en una ventana al mundo.