El periodista Vicente Vallés, que conduce el informativo de Antena 3 Noticias 2, reflexiona en esta entrevista sobre el fenómeno de las noticias falsas y defiende el papel de la profesión periodística para hacer frente a la propaganda.

- Las redes sociales ya son fuente de información, cualquiera puede generarla, pero ¿sabemos evaluar críticamente los contenidos en línea que leemos?

Eso depende de cada cual. Hay quien tiene el suficiente sentido crítico para separar el grano de la paja y quien, por el contrario, solo da crédito a lo que se ajusta a sus gustos o ideologías. Para mucha gente, los hechos han dejado de ser objetivables. Ahora, cada cual se considera con el derecho a reconocer o no la veracidad de los hechos, en función de si le gusta o no le gusta lo que ha pasado. Es el signo de los tiempos, y el resultado del creciente radicalismo existente en las sociedades democráticas.

- ¿Qué armas podemos utilizar los ciudadanos para no caer en las ‘fake news’?

El arma más poderosa para enfrentarse a las mentiras es tener la voluntad real de enfrentarse a ellas. Pero para eso hay que asumir que, en ocasiones, la verdad te va a gustar menos que la mentira.

- En la profesión, según tu experiencia, ser el primero en dar la noticia, ¿provoca que los profesionales generen grandes mentiras?

Eso puede ocurrir, pero es poco común. Sí ocurre que cuando eso se produce suele provocar mucho escándalo. Y eso está justificado, porque es importante. Pero la realidad es que algunas de las grandes mentiras contadas por error en medios de comunicación no han sido fruto de las prisas por ser el primero, sino del prurito de dar una exclusiva muy llamativa y no someter esa supuesta noticia al trámite profesional necesario de comprobarla por varias fuentes antes de contarla.

- ¿Crees que los ciudadanos han mermado su confianza en los profesionales?

Sí. Los ciudadanos han mermado su confianza en los periodistas, igual que en los políticos o en los jueces.

- La información gratis, ¿la hace menos fiable?

No necesariamente. Hay información gratuita perfectamente fiable. El problema es que si los periodistas no cobran (o cobran muy poco) por trabajar, habrá cada vez menos periodistas y, como consecuencia, menos información. También es un problema si el territorio que deja libre la información lo ocupa la propaganda.

- Las ‘fake news’ son muy seductoras, ¿se podrían mostrar las noticias reales de forma más atractiva para combatir esa seducción de los relatos inventados?

Siempre se puede mejorar en ese aspecto, pero una falsedad siempre podrá “adornarse” con muchos más elementos que un hecho cierto, porque para las ‘fake news’ no hay límites y para la verdad, sí.

- Evidentemente el bulo o la mentira tienen una razón, ¿quién se beneficia de las ‘fake news’?

En términos generales, se benefician quienes quieren debilitar la democracia. Desde el nazi Goebbels y el comunista Beria hasta nuestros días, las mentiras (o las verdades “adornadas” con falsedades) han sido herramientas muy útiles para la dominación y para evitar que la democracia florezca.

- ¿Desde dónde se debería de liderar la guerra a las ‘fake’?

Desde todos los ámbitos: gobiernos, medios de comunicación, justicia… Pero mientras haya amplios sectores sociales acomodados en el radicalismo, la batalla será muy difícil de ganar.

- La Inteligencia Artificial es una gran generadora de ‘deep fakes’, ¿crees que la propia Inteligencia Artificial creará un arma para combatir las mentiras? Habrá que enseñar a las máquinas a captar la ironía…

Es una esperanza que podemos tener. Pero me temo que para eso falta tiempo todavía. Entretanto, hay que confiar, al menos, en la profesionalidad del periodismo.

- ¿Existe alguna manera de denunciar o pedir que las ‘fake’ se retiren de las redes?

No es fácil, por el volumen de historias que se publican en las redes. Pero las empresas que gestionan las redes sociales no pueden mirar a otro lado cuando el servicio que ofrecen se utiliza de forma perversa. La ley debe obligar a esas compañías a hacer su parte del trabajo.