En su investigación, los autores han recordado que cada año se producen unas 400 millones de toneladas métricas de plástico y que una gran parte de esta acaba en los océanos. Sin embargo, los registros globales muestran niveles relativamente bajos flotando en el agua, lo que apunta a la existencia de sumideros no identificados.

Por ello, encontrar ese plástico marino desaparecido sería un desafío fundamental para equilibrar el presupuesto global de plástico e identificar mejor los impactos negativos de su acumulación.

En su estudio, los investigadores se centraron en una región específica del océano Ártico, donde encontraron varios sedimentos con una amplia presencia de microplásticos, especialmente cerca del mar de Siberia Oriental y el mar de Chukotka, aunque, como aseguran, se detectaron microplásticos en todas las muestras de la superficie de los sedimentos.

Además, observaron que el ritmo al que se acumulan los plásticos bajo los sedimentos está creciendo un 3 % anual, muy por debajo del ritmo al que crece la producción de plástico, por lo que hará falta reducir considerablemente la contaminación para evitar que el océano se llene de este material.