La sociedad ha cambiado con el paso de los años y, junto a ello, las formas de trabajo de industrias como la alimentaria, farmacéutica o del motor. Precisamente, esta última se ha dedicado, entre otras cosas, a la producción de motores eficientes (p.e. los downsizing), y de vehículos diésel y gasolina con consumos inferiores a los que se acostumbraban décadas atrás. Prueba de ello, automóviles actuales de bajo consumo como los Toyota Aygo X, Hyundai i10 1.0 MPI (gasolina) o los Renault Clio dci y Peugeot 208 HDI.
Como usuarios de esta tipología de vehículos, decidimos si aprovechar bien o malgastar las ventajas que ofrecen. Aunque a muchos les sorprenda, depende en buena medida de las maneras con las que se circula por carretera: conducción irregular por carreteras urbanas -incluida la aceleración y el frenado-; las grandes velocidades en vías interurbanas (autopistas, autovías...), muchas veces mezcladas, etc. Todo ello no supone una buena manera de sacarles provecho. No obstante, existen otras formas de actuación mucho más beneficiosas que permiten gastar la menor cantidad de combustible al día (y a la semana) posible, las cuales se presentan a continuación con la ayuda de la asociación automovilística RACE (Real Automóvil Club de España):
1. Planifica bien los viajes. Te permitirá llegar al destino de la manera más rápida, fácil, segura, y económica. Para ponerlo en situación, con solo alargar 10 minutos dichos desplazamientos, de más de una hora, el consumo de gasolina o gasoil puede crecer a más del 14 por ciento.
2. Comprueba la presión de los neumáticos. Se hinchan a la presión indicada por el fabricante y según las condiciones climatológicas (con mucho frío el neumático necesita un poco más de presión). Si se conduce con presiones inferiores a 0,5 bares, el consumo aumenta un 2 por ciento en áreas urbanas y un 4 por ciento en las interurbanas.
3. No cargues demasiado tu vehículo. Un peso excesivo implica subir más la presión de las ruedas; cuyo nivel suele indicarse en la tapa de la gasolina o en la puerta del conductor y, si no, en las gasolineras deben encontrarse unas tablas con las presiones, según la marca y el modelo. Si no están bien infladas, la resistencia a la rodadura será mayor y se gastará más.
4. Limpia y deja lo imprescindible en el maletero. Antes de emprender la marcha, debe racionalizarse el volumen y el reparto de la carga pues conducir con 100 kilos (o más) de peso puede disparar los consumos hasta un 6 por ciento.
5. Repasa todo lo que guardas en el maletero llevándote a casa lo innecesario. Es una manera fácil y práctica de gastar menos combustible y de reservarte unos euros a final de mes. Además, no hay que olvidarse de los peligros de viajar con carga en el habitáculo, sobre todo si no está bien ubicada.
6. Mantén la velocidad lo más uniforme posible. Genera fluidez en la circulación para evitar frenar, acelerar y cambiar de marcha si no es necesario. Para decelerar, levanta el pie del acelerador y antes de accionar el pedal de freno, si la situación lo permite, deja que el freno motor actúe primero. Si frenas desde el principio, hazlo suavemente y reduce de marcha lo más tarde que se pueda posible, con especial atención a las cuestas en bajada.
7. Ahorra combustible al apagar el motor. En paradas prolongadas (más de un minuto) se recomienda apagar el motor ya que un motor al ralentí consume carburante, aunque en la consola de tu coche ponga que el gasto es de 0,0 l/100 km.
8. Recurre al aire acondicionado ya que si no, el coche gastará algo más de gasolina, sobre todo si vas a baja velocidad. En autopistas -y otro tipo de carreteras interurbanas-, el aire acondicionado es una mejor opción que abrir las ventanillas del coche, las cuales son un riesgo para la seguridad a altas velocidades y para la aerodinámica del coche puesto que el viento entra en el interior del vehículo y la resistencia contra el aire es mayor haciendo que se consuma más combustible.
9. No pongas la calefacción del coche muy alta. Además de crear somnolescencia, las altas temperaturas requieren del empleo de más combustible. Pese a que en el exterior haga un clima extremo con muchos grados bajo cero, se recomienda que el interior del habitáculo tenga una temperatura de entre 21ºC y 23ºC. Además, las salidas de aire deben dirigirse hacia el suelo para que el calor se distribuya mejor por el coche ya que el aire caliente pesa menos que el frío y tiende a subir hasta el techo. Antes de encenderlo, una vez el propulsor se encuentre en condiciones normales de trabajo, espera unos minutos antes de poner la calefacción. No hacerlo de esta manera provocará que de las rejillas de ventilación sólo salga frío desde el principio.
Tampoco debe tenderse al uso del abrigo. Esto es una mala práctica pues limita los movimientos y el cinturón de seguridad no cumple con todas sus funciones al no ajustarse al cuerpo como debe.
10. Usa el freno del motor para ahorrar hasta un 15% en carburante. Si sueltas el acelerador para decelerar suavemente, el suministro de combustible baja en un 2 por ciento. Debe aprovecharse la retención generada por el freno del motor.
También contribuirá a este ahorro ir con la marcha más larga y no revolucionar el motor -incluidas las subidas- (máxima optimización en el cambio de marchas. En ciudades, utiliza siempre la 4ª o 5ª marcha); aprovechar las bajadas, siempre con una distancia de seguridad adecuada. Junto a todo ello, el confort de conducción aumentará, así como la seguridad vial.