La Comisión Europea ha publicado un documento que advierte de las pérdidas de empleo que ocasionaría acelerar demasiado en la transición hacia los vehículos eléctricos, mientras que la canciller alemana, Angela Merkel, se ha pronunciado a favor de las tesis más conservadoras para limitar la reducción de CO2 al 30 % en 2030.

Los fabricantes que superen los ratios finalmente acordados deberán pagar una multa a la Unión Europea (UE), que Bruselas destinará a formación para recolocar a los trabajadores afectados por la transición ecológica, según la propuesta del PE.

Por otro lado, el Parlamento Europeo se decantó también por imponer a los fabricantes que el 20 % de su nueva flota en 2025, y el 30 % en 2030, corresponda a vehículos eléctricos o poco contaminantes, es decir, que emitan menos de 50 gramos de CO2 por kilómetro.

El voto parlamentario no ha gustado a la industria automovilística que, a través de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), manifestó sus “serias preocupaciones” por la senda que propone la Eurocámara.

“Seguimos particularmente preocupados por los objetivos de reducción de CO2 extremadamente agresivos y por la imposición de cuotas de ventas para vehículos eléctricos con batería que los eurodiputados han respaldado”, declaró la ACEA en un comunicado.

El Parlamento también quiere que la UE invierta en su propia industria de baterías eléctricas, en un etiquetado armonizado sobre el consumo y las emisiones de los vehículos para 2019 y en implantar un sistema estandarizado del ciclo del CO2 de los vehículos colocados en el mercado a partir de 2025, entre otros puntos.