Lo primero a tener presente es que cuanta menos luminosidad hay más merma nuestra capacidad visual, lo que aumenta de forma considerable el riesgo de sufrir un accidente.
Es un hecho que la capacidad visual del conductor es peor por la noche que por el día. Nos cuesta más apreciar con nitidez las imágenes, nuestro campo de visión disminuye (efecto túnel), somos menos precisos al calcular las distancias, así como distinguir algunos colores.
Todo esto provoca que el tiempo de anticipación a los peligros sea menor en la noche que en el día, dado que los vemos más tarde. Si además rondas los 55 años ten en cuenta que a partir de esa edad la reducción de la capacidad visual en la noche es más es marcada.
Por todo ello, se podría decir que conducir de noche es más difícil que de día, hay una menor visibilidad. Así que la primera recomendación es que si conduces debes revisar tu vista una vez al año para tener los ojos tan apunto como tu vehículo.
Si usas gafas o lentes de contacto llévalas puestas para conseguir la mejor visión al volante. En el caso de que tengas problemas de visión de cerca es necesario usar gafas progresivas que te permitan acomodar la visión tanto a las indicaciones del cuadro de mandos del coche como a la carretera.
Luces para ver y ser visto
Los avances en el campo de la iluminación han sido notables. Desde nuevos tipos de luces (xenón, led o láser) que han alargado hasta 600 metros la distancia iluminada por delante del vehículo, hasta ayudas a la conducción como faros orientables hacia la curva y sistemas de visión nocturna que detectan obstáculos, entre otros.
Aún así hay que recordar algunos básicos, que nos pueden salvar la vida si los cumplimos.
Para tener mejor campo de visión, es importante llevar las luces bien regladas. Su altura debe estar bien ajustada nos sólo para obtener una buena visibilidad sino para evitar molestias al resto de conductores.
Al atardecer y al amanecer recuerda encender las de cruce al menos una hora antes. Así si circulas con el sol a la espalda, te verán mejor por los vehículos que vengan de frente.
Es vital llevar las luces de cruce entre la puesta y la salida del sol. Y recuerda hacer uso de las luces largas, o de largo alcance siempre que no deslumbres al resto de conductores.
Antes de salir comprueba que todas las luces funcionan bien y que no llevas ninguna fundida. Si a la reducción de visibilidad nocturna se le une lluvia o niebla, aumenta la dificultad de la conducción y agradecerás que los antinieblas y sistemas de iluminación funcionen a pleno rendimiento.
Pon especial atención en llevar limpios los faros o de poco servirá todo lo expuesto anteriormente. Llevarlos manchados de barro o polvo, de la playa, caminos o lluvia puede reducir la visibilidad hasta en un 50%.
Usa los retrovisores más a menudo
Antes de iniciar la marcha es clave regular bien los retrovisores exteriores e interiores y comprueba que los espejos estén limpios.
Si tu retrovisor interior tiene posición de antideslumbramiento actívala, así evitarás que el coche de detrás te deslumbre.
Eleva también tu frecuencia de vigilancia de los espejos.
Lunas y limpiaparabrisas
Si te sorprende la lluvia o una tormenta de verano, es imprescindible que los limpiaparabrisas estén en perfecto estado.
Si no hacen su función de forma correcta pueden ensuciar las lunas empeorando la visibilidad , y aumentado los molestos reflejos.
Cuida la iluminación en el interior del coche
La visibilidad del conductor disminuye considerablemente cuanta más luz hay en el habitáculo.
Si viajas con más ocupantes en el vehículo pídeles que no enciendan las luces del interior del coche y procura que el panel de navegación y el cuadro de mandos estén con una luz tenue.
Elige el itinerario más seguro
Lo ideal en los desplazamientos nocturnos cuando se habla de seguridad al volante es transitar por carreteras conocidas, bien iluminadas y en buen estado.
No dudes en optar por el itinerario más seguro aunque sean algunos kilómetros más.
Asegúrate llevar la señal V-16para los casos de avería y chalecos reflectantes.
Velocidad y distancia de seguridad
A mayor velocidad menor es tu campo de visión, así que adecúa la velocidad a las condiciones de iluminación de la vía.
La DGT recomienda que con poca visibilidad el conductor establezca una velocidad segura dentro de los límites legales, que le permita frenar y detener el vehículo dentro del espacio iluminado.
Además es aconsejable, aumentar la distancia de seguridad con el vehículo precedente para ganar tiempo de reacción ante imprevistos.
Riesgo de deslumbramiento
El deslumbramiento es una pérdida de visión de 3 a 5 segundos de media, tras una exposición repentina a una luz más intensa que la iluminación general.
Se producen al cruzarnos de modo inesperado con otros vehículos que no tienen bien regulados sus faros o llevan las ‘largas”. Recibir la luz directa de otro coche nos puede cegar momentáneamente.
A medida que cumplimos años más se tarda en recobrar de nuevo la visión, incluso con ojos sanos.
Los deslumbramientos entrañan un gran peligro. Ten en cuenta que en 5 segundos a 50 km/h se pueden recorrer 70 metros a ciegas.
En caso de sufrir uno se debe desviar la vista a la derecha y hacia abajo de la carretera para guiarse por la señalización horizontal. Simultáneamente se debe ir disminuyendo poco a poco la velocidad hasta recuperar la visión.
Aunque los deslumbramientos se producen fundamentalmente de noche, la salida y la puesta del sol también son momentos críticos de sufrirlos así que circula con precaución también en esas horas.
Adelantamientos de noche
Una maniobra que resulta más difícil de noche que de día es el adelantamiento. Con la baja iluminación es más difícil apreciar las distancias y calcular la velocidad.
Por ello, los expertos de la DGT recomiendan que el vehículo adelantado debe facilitar la maniobra con el cambio de luz de carretera por la de cruce en el momento oportuno y el que adelanta debe conectar la luz de carretera en cuanto aprecie que no deslumbra al adelantado.
Alerta con el sueño
Inicia el desplazamiento descansado para evitar la somnolencia. Conducir de noche cuando no se está acostumbrado a ello exige un mayor esfuerzo, con lo que se incrementará la fatiga.
Si en el viaje notas lagrimeo, fatiga ocular o picor de ojos, localiza un lugar seguro y párate a descansar antes de proseguir. Este gesto puede salvarte de un accidente.