Ya es posible observar cómo el cambio climático afecta a las especies. Las proyecciones climáticas y de su efecto sobre la biodiversidad apuntan a una masiva relocalización de las especies, empobrecimiento y extinción de especies a nivel local y global.

El Índice Planeta Vivo (IPV), elaborado por WWF, estimó que la abundancia total de especies silvestres entre 1970 y 2010 se había reducido, de media, a la mitad de las especies de aves, mamíferos reptiles y anfibios en el mundo.

Los modelos climáticos proyectan unas condiciones de temperatura y precipitaciones que, a lo largo del siglo XXI, van a suponer un fuerte factor de presión adicional para nuestra biodiversidad, agravando amenazas existentes y añadiendo otras nuevas.

La capacidad de adaptación al cambio climático de las especies vendrá determinada por su rango de tolerancia climática y su capacidad para desplazarse y colonizar nuevas áreas habitables. Esto estará muy condicionado por la existencia de hábitat en buen estado de conservación y por la conectividad ecológica del territorio.

La pérdida de biodiversidad provoca que la capacidad de los ecosistemas para proporcionar bienes y servicios se vea seriamente amenazada. La extinción de especies debido al cambio climático pone en peligro la provisión de servicios, como la polinización, la dispersión de semillas, la obtención de materias primas, alimentos o productos farmacéuticos.