La situación para nuestros ecosistemas acuáticos es muy preocupante, ya que cada vez habrá menos agua en nuestros ríos y humedales y los fenómenos extremos de sequias e inundaciones serán más frecuentes e imprevisibles.

Las principales presiones a las que están sometidos estos ecosistemas están relacionadas con vertidos puntuales, problemas de contaminación difusa, infraestructuras de regulación y de extracción de agua, como presas y trasvases, así como obras que alteran la forma de los cauces, como escolleras o encauzamientos.

Los modelos predicen cambios en el ciclo hidrológico que provocarán un descenso de las precipitaciones y del agua que escurre por la superficie del suelo y los acuíferos, acompañado de un aumento significativo en la evapotranspiración de la vegetación natural, los cultivos, las láminas de agua y del propio suelo.