Durante los siete primeros meses del año se han producido 3.676 incendios, el número más bajo registrado en los últimos diez años, y se han quemado 11.428 hectáreas. Estos son los datos que corresponden al periodo del 1 de enero al 29 de julio, proporcionados por las comunidades autónomas al Ministerio.

Esta cifra supone la mitad de los 7.595 incidentes que ocurrieron durante los primeros siete meses del último decenio. Además, representa 5.252 incendios menos que en este mismo período del 2017, donde se produjeron 8.928 fuegos.

El peor año de la década es 2012, con 11.567 fuegos y 149.784 hectáreas de terreno quemadas.

2.554 incendios del número total fueron conatos o inferiores a una hectárea, convirtiéndose en la menor cifra del decenio. Por otro lado, 1.122 incendios se han registrado como mayores de una hectárea y queda en segunda posición de los últimos diez años, por detrás de los 995 de 2016. 2012 fue el peor año con 4.327, seguido de 2009 con 4.304 fuegos.

Y en cuanto a los grandes incendios forestales (GIF), con 500 o más hectáreas afectadas, este año se ha producido solo uno, mientras que en 2017 hubo doce y la media de los últimos diez años fueron diez. 2009 sigue siendo el primero en GIF con 28, seguido de 2012 con 22.

El área afectada de estos primeros siete meses ha sido de 11.428,73 hectáreas, un 0,041 % de la superficie forestal nacional y supone una diferencia de 57.099,32 hectáreas con respecto al año pasado.

La mayor parte de los incendios se han producido en el área noroeste de la península ibérica, es decir, Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y las provincias de León y Zamora.

Los desastres en este área han supuesto un 38,86% del total de fuegos y un 56,10% de la superficie forestal afectada a nivel nacional en el período. Asimismo, la mayoría de siniestros se produjeron en el interior con un 36,38%, en área Mediterránea con un 24,03% y Canarias con un 0,73%.