La ONG Elefantes Sin Fronteras, con el apoyo del Departamento de Vida Silvestre de Botsuana, ha completado hasta la fecha la mitad del Censo Aéreo de Elefantes y Vida Silvestre de 2018, que iniciaron el pasado 10 de julio. Las cifras de caza furtiva ya constituyen las mayores de la historia de África.

La creciente actividad de cazadores furtivos se debe a que el pasado mayo, la unidad que combatía esta actividad ilegal en el país fue desarmada por el Gobierno.

"Botsuana siempre ha estado a la vanguardia de la conservación, y confío en que el presidente Masisi defenderá nuestro legado y abordará el problema rápidamente", ha afirmado Mike Chase, director de la organización y encargado del recuento sobre el terreno.

Todos los cadáveres inspeccionados en helicóptero son mayores de 35 años "con colmillos pesados", que pueden llegar a pesar más de 30 kilos. El kilo de marfil, en un mercado internacional, monopolizado por países asiáticos como Tailandia y China, se compra por unos 864 euros.

Las poblaciones de elefantes de países fronterizos en el norte, concretamente Zambia y Agola, ya fueron saqueadas hasta casi su extinción.

El país tiene la mayor población de elefantes en África con más de 135.000 ejemplares y, en total, todavía existen unos 100.000 elefantes en los bosques de África central, y alrededor de 400.000 en las sabanas, de un tamaño ligeramente mayor.

Hace 30 años la población total superaba el millón, pero en la última década se ha visto devastada por la caza furtiva impulsada por la creciente demanda de adornos de marfil en Asia.

El pasado abril las autoridades aduaneras de Mozambique incautaron unas tres toneladas de marfil con destino a Camboya, lo que equivalía a la muerte de más de 400 elefantes, según sus cálculos.

El Censo Aéreo de Botsuana de este año se encuentra a medio camino, por lo que los conservacionistas temen que las cifras finales de elefantes abatidos por cazadores furtivos sean mucho mayores.