En la cumbre del clima celebrada en Marakech, la victoria de Trump cayó "como un jarro de agua fría", según han afirmado algunos de sus negociadores. El nuevo presidente de EE.UU, a lo largo de su campaña, ha expresado públicamente que el cambio climático es una farsa y ya ha prometido cancelar los próximos pagos a los programas para combatirlo.

Los países miembros de la COP22 temen que esto provoque la salida de otros países, como ya ocurrió cuando el presidente George Bush abandonó el protocolo de Kioto.

La salida de Estados Unidos, de este acuerdo, supondría la pérdida de tres mil millones de dólares a los que el país se comprometió pagar hasta 2020 y de los cuales la administración de Obama solo ha pagado 500 hasta el momento.

Pero los expertos legales aseguran que el país norteamericano no podrá abandonar el Acuerdo de París, al menos, en los cuatro años de presidencia de Trump, puesto que requiere un largo proceso. Este solo podrá salir de la convención de cambio climático de la ONU, a la que pertenece desde su creación en 1992.

Por su parte, la mayoría de los países negociadores de los pactos contra el cambio climático han afianzado su compromiso y han afirmado que continuaran con la lucha esté o no Estados Unidos y que este hecho solo ha conseguido consolidar la intención de los países de trabajar juntos.

Por tanto, quedaría por ver quien lidera la transición hacia una economía baja en carbono y libre de combustibles fósiles, aunque ya se empieza a vislumbrar que China tomará el rol de abanderar la acción climática. Este país ha apostado por la lucha contra el cambio climático y ha invertido un amplio número de recursos industriales y económicos para su desarrollo.