Con motivo de la celebración de la Cumbre del Clima COP26 en Glasgow (Escocia, Reino Unido), que ha comenzado este martes, 31 de octubre, la Unión Europea y Estados Unidos han impulsado una alianza para reducir el 30% de las emisiones de metano en esta década.

A este pacto global se han sumado un centenar de países, que representan cerca del 70% de las emisiones de este gas, exceptuando los tres grandes países emisores de China, India y Rusia.

El metano es un gas de efecto invernadero menos conocido que el dióxido de carbono, pero responsable de casi el 30% del calentamiento global desde la Revolución Industrial. Proviene de los vertederos, del sector ganadero y del sector energético.

Cumplir este objetivo permitiría limitar el aumento de las temperaturas en 0,2 grados para 2050 y evitar 200.000 muertes prematuras, cientos de miles de ingresos hospitalarios de emergencia por asma y la pérdida de 20 millones de toneladas de cosechas anuales.

Del mismo modo, durante la conferencia también se han comprometido un centenar de líderes mundiales de países que representan el 85% de los bosques del planeta a frenar y revertir la deforestación y la degradación de la tierra para el año 2030.

Este compromiso viene acompañado de financiación en la década actual para frenar la regresión de las masas forestales. Más concretamente, han adquirido la obligación de proporcionar 12.000 millones de dólares de inversión pública (unos 10.340 millones de euros) y 7.200 millones de dólares de inversión privada (unos 6.200 millones de euros) para 2030.

La inversión privada incluye 3.000 millones de dólares (unos 2.585 millones de euros) procedentes de la iniciativa Finanzas innovadoras para la Amazonia, el Cerrado y el Chaco (IFACC, por sus siglas in inglés) para acelerar la producción de soja y ganado libre de deforestación en América Latina.

A ello se suman otros 1.100 millones de dólares (unos 948 millones de euros) recaudados por la Alianza de Inversión de Capital Natural para avanzar en la inversión destinada a soluciones basadas en la naturaleza y la bioeconomía.

Por su parte, España se ha comprometido, además, a incrementar un 50% su aportación al Fondo Verde del Clima hasta alcanzar los 1.350 millones de euros anuales a partir de 2025.

Este fondo se basa en las aportaciones de los países más industrializados para que los que se encuentran en desarrollo puedan adoptar medidas contra el cambio climático, y la comunidad internacional pretende llegar a los 100.000 millones de dólares (algo más de 86.000 millones de euros) al año.

Finalmente, España también ha asegurado que destinará el 20% de sus derechos especiales de giro a países vulnerables, lo que implica que, a través de esta vía, destinará, además, un mínimo de 350 millones de euros.