El sándwich es un alimento muy común en la dieta británica, una buena opción para un almuerzo rápido y fácil, muy consumido también entre los españoles. Ahora, una nueva investigación revela que los este tipo de alimento podría estar alimentando las emisiones nocivas de gases de efecto invernadero. El peor de ellos es el que está listo para consumir, envasado al vacío, y repleto de huevo y beicon.

Investigadores de la Universidad de Manchester han llevado a cabo un estudio sobre la huella de carbono de los sándwiches, tanto los caseros como los preparados. Para realizar el análisis se ha tenido en cuenta todo su ciclo de vida, desde la producción de los ingredientes, el envasado, la refrigeración, hasta el desperdicio de alimentos.

Según publica el diario británico The Guardian, el equipo examinó 40 tipos diferentes de sándwiches, recetas y combinaciones y encontraron que los bocadillos con las huellas de carbono más altas son los que contienen carne de cerdo (tocino, jamón o salchichas) y también los rellenos con queso o gambas.

Los investigadores estiman que un sándwich preparado genera 1.441 gramos de dióxido de carbono, el equivalente a las emisiones creadas al conducir un automóvil durante 19 km.

El estudio destaca que el sándwich que menos contamina es el casero de jamón y queso. Por su parte, mantener refrigerados los sándwiches en los supermercados y las tiendas también aumenta su huella de carbono, lo que representa hasta un 25% de su emisión de gases de efecto invernadero equivalente. El embalaje llega hasta el 8,5% y, finalmente, el transporte de materiales y los sándwiches refrigerados añade un 4% adicional.