Impacto del clima en los océanos

Los eventos meteorológicos extremos que se producen cada siglo podrían tener lugar cada año, dependiendo de las emisiones que se alcancen en el periodo 2030-2035, lo que obligaría a reconfigurar la costa, según los investigadores Iñigo Losada y Javier Arístegui, de las universidades de Cantabria y las Palmas de Gran Canaria, respectivamente.

Ambos expertos del panel IPCC de la ONU sobre crisis climática se han referido a un informe -que estará terminado en 2020- entre el ministerio y las comunidades autónomas sobre evaluación de riesgos relativo a personas afectadas por la subida del nivel del océano, daños a infraestructuras y ecosistemas.

Este estudio “sentará las bases” para aplicar la estrategia española de adaptación en la costa, que “básicamente promueve soluciones y enfatiza la regeneración de nuestros humedales y playas, sistemas dunares y ecosistemas importantes como las praderas de posidonias y fanerógamas marinas que cumplen una función de protección muy relevante”, según Losada.

Nivel del mar

El nivel del mar, que está aumentando “en toda la costa” española se acelerará “considerablemente” de aquí a fin de siglo, lo que acarrearía el fin de muchas playas urbanas sin capacidad de regeneración, han alertado los expertos.

Para Arístegui, “hagamos lo que hagamos seguirá incrementándose el nivel del mar”, aunque las magnitudes de los porcentajes que se alcancen dependerán de las políticas de mitigación de emisiones que se apliquen “ahora, no dentro de cien años”.

Otra de las zonas especialmente vulnerables en España es el Delta del Ebro, cuyo futuro desenlace depende de varios factores de origen “antrópico”, que condicionan la evolución de estos sistemas.

Según Losada, esta zona está protegida por su “singular” casuística, y el riesgo en España es el de las zonas bajas y desembocaduras, por lo que necesita entre otros factores, sedimentos para garantizar más resiliencia ante los cambios climáticos.

Otras posibles estrategias de recuperación deberían aplicarse a los marismas y estuarios, y esto depende de herramientas como la Ley de Costa, porque “la ordenación del territorio es esencial para garantizar que los ecosistemas puedan migrar y adaptarse de forma natural a los cambios que se producen desde hace millones de años”.

Pese a estos escenarios tan poco halagüeños, los investigadores quieren transmitir optimismo: “soy muy positivo -ha dicho Losada- porque tenemos las capacidades para desarrollar políticas de adaptación”. “Necesitamos una transformación para entender que la costa hay que gestionarla de una manera muy diferente a como se ha hecho hasta ahora”, ha concluido.