A raíz de los últimos acontecimientos relacionados con la actual crisis sanitaria por el coronavirus, la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha acordado el aplazamiento hasta el próximo año de la Cumbre Climática Mundial (COP26).

De esta forma, y a través de un comunicado en colaboración entre el gobierno británico y responsables de la ONU acordaban anunciar próximamente la nueva fecha para un evento que, en un principio, estaba planeado que se desarrollase en Glasgow en noviembre de 2020.

Si bien, tanto organizaciones ecologistas como mandatarios entre los que destaca la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, han declarado su conformidad con la decisión, reconocían que no se trata de una buena noticia.

A través de la COP26 se pretendía abordar una serie de cuestiones que quedaban pendientes, después de que en la anterior cumbre celebrada en Madrid no se llegará a cerrar ningún acuerdo. En esta ocasión, además, estaba previsto una mayor afluencia y participación, con representantes de casi 200 países, además de empresas, administraciones públicas, activistas, científicos, académicos y la sociedad civil en su conjunto.

Por otra parte, la nueva cumbre presentaba entre sus prioridades la revisión de las contribuciones y normativas que se están aplicando en el mundo para lograr la neutralidad del carbono antes del año 2050. Una serie de medidas firmadas durante los Acuerdos de París, pero que no habían entrado en vigor hasta este año.

No obstante, y pese al aplazamiento del evento, distintas asociaciones y organizaciones en defensa del medio ambiente han exigido que, pese a que no se vaya a celebrar la cumbre, se respeten las obligaciones previstas para este año.