Estos acuerdos, que comenzaron a desarrollarse el pasado mes de septiembre, buscan establecer una serie de medidas de protección medioambiental para todos los océanos del mundo. Algo muy similar a lo que se consiguió con el Acuerdo de París, pero, en este caso, enfocado al medio acuático.

Durante los próximos días, los países de la ONU, reunidos en la segunda de cuatro citas, buscarán el consenso en un tratado jurídico internacional referente a la explotación de las aguas. Algo que, sin embargo, ha despertado la preocupación de muchas organizaciones medioambientales, sobre todo por la postura de algunos países como Noruega, Islandia o Rusia, contrarios a cualquier limitación a la hora de explotar de manera libre los recursos del Ártico.

Por otra parte, la Unión Europea y otros países, como Costa Rica, han manifestado su intención de lograr un acuerdo de lo más ambicioso, con propuestas que podrían ser frenadas por la administración estadounidense. Puesto que bajo el mandato de Donald Trump se han eliminado de las aguas de este país, limitaciones de protección del medio ambiente, aprobadas por gobiernos anteriores.

Esta serie de reuniones y de distintas medidas internacionales de protección de las aguas de mares y océanos buscan, a su vez, cumplir con uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU; el Objetivo 14: Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.