Según datos ofrecidos por el Observatorio del Suicidio en España, de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio, se suicidan en nuestro país alrededor de 11 personas cada día. Una plaga silenciosa, una pandemia secundaria que deja datos incluso más alarmantes que los del coronavirus. En concreto, entre las personas más jóvenes. El Mundo publicó el pasado viernes que, frente a los 84 jóvenes de 29 años que murieron de covid en 2020, 754 se quitaron la vida.

Es la tercera causa de muerte en nuestro país entre los menores de 30 años. Pero el suicidio sigue siendo un tema tabú del que se evita hablar, en la mayoría de los casos, debido al ‘efecto llamada’: hay quien sostiene que tratar el suicidio en un tema de conversación puede alentar a otros a realizar dicho acto. La conclusión es única. Sea real o no este ‘efecto llamada’, es conveniente afrontar el tema de la salud mental y plantear la prevención como el más fiable de los tratamientos posibles. Y la tecnología puede ser parte de la solución. En numerosos lugares del planeta, especialistas e investigadores están desarrollando proyectos para detectar comportamientos suicidas en personas.

Proyecto STOP: previniendo el comportamiento suicida

Es el caso del Proyecto Stop (Suicide preventTion in sOcial Platforms) promovido por la Universidad Pompeu Fabra, que utiliza la tecnología para comprender las tendencias suicidas y ofrece ayudas a las personas con alto riesgo.

Ana Freire, directora del Área de Tecnología de la UPF Barcelona School of Management, encontró su lugar de investigación en las redes sociales y cómo sus usuarios pueden ir plantando la semilla que provoque un posterior comportamiento suicida. Un día encontró lo que no era sino una carta de despedida de una chica en Facebook. La policía llegó tarde a su casa. Freire investigó las publicaciones anteriores de la chica en cuestión y detectó problemas psicológicos: “No aceptaba su cuerpo y se sentía mal cuando se miraba al espejo. Ahí pensé: ¿cómo no hay nada que sea capaz de detectar automáticamente ese tipo de problemas antes de que alguien llegue a consumar un suicidio?”.

Este fue el punto de inflexión para que Freire creara el Proyecto Stop, una tecnología basada en algoritmos capaces de detectar patrones de riesgo de suicidio. Cuando dicha tecnología detecta un comportamiento así al usuario se le aparece contenido especializado en prevención del suicidio, tal y como le aparecería a otro información interesante sobre sus gustos.

Proyectos internacionales contra el suicidio

No solo en nuestro país se están desarrollando estrategias para la prevención del suicidio usando la tecnología para ello. Por ejemplo, en el Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt (VUMC). Durante 11 meses consecutivos, que terminaron en abril de 2020, se atendió a unos 78 000 pacientes adultos en el hospital, el servicio de urgencias y las clínicas quirúrgicas del VUMC.

A la vez que eran atendidos, el algoritmo creado (modelo Vanderbilt Suicide Attempt and Ideation Likely) utilizaba información rutinaria de su historial clínico para calcular la probabilidad de que los pacientes regresaran al centro médico por intentos de suicidio. Tras la investigación, se detectó que uno de cada 23 pacientes llegó a tener pensamientos suicidas.

Otro ejemplo lo tenemos en una investigación publicada en Scientific Reports, una revista de Nature Publishing Group, llevada a cabo por investigadores en Isarel, como el profesor Roi Reichart, experto en procesamiento del lenguaje natural, el estudiante de doctorado Refael Tikochinski y el investigador postdoctoral Dr. Yaakov Ophir.

El sistema creado combina aprendizaje automático y procesamiento del lenguaje natural con herramientas propias de la psicología y la psiquiatría. Una de las conclusiones a las que han llegado gracias al análisis de más de 80 000 publicaciones en Facebook por adultos en los EEUU es que raras veces las personas con pensamientos suicidas utilizan palabras como ‘muerte’ o ‘suicidio’. Sin embargo, son más propicios a escribir ‘malo’ o ‘peor’, ‘triste, ‘dolor’ o ‘llorar’ así como descripciones de estados negativos como ‘enfermo’.

Si has llegado a este artículo y tienes sentimientos negativos o has albergado alguna vez pensamientos suicidas, por favor, ponte en contacto con la Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza (717 003 717 y 91 459 0055) que funciona las 24 horas del día.