"La palabra hablada va a encontrar su lugar en esta sociedad 'pantallizada' y lo hará con una fuerza de transformación cultural muy importante”. Antonio Rodríguez de las Heras, especialista en los impactos del mundo digital en nuestras vidas, lo tenía muy claro. Para el miembro del Comité de expertos de Levanta la cabeza, la voz y las nuevas formas de oralidad iban a despuntar más pronto que tarde en esta realidad tecnológica. Hoy, su voz se ha apagado. Rodríguez de las Heras, catedrático emérito del Departamento de Humanidades de la Universidad Carlos III y director del Instituto de Cultura y Tecnología, ha fallecido a los 72 años víctima de la COVID-19.
El profesor Rodríguez de las Heras ha sido reconocido en numerosas ocasiones por su labor en la adaptación de las personas a la tecnología. En 1990 logró el premio Fundesco de Ensayo por 'Navegar por la información'. Meticuloso y didáctico, una de sus obsesiones ha sido el estudio de las nuevas formas de escritura adaptadas al soporte digital. Miembro del Consejo de Dirección de la revista Telos, ha sido colaborador habitual en diversos medios, donde reflexionaba sobre los cambios del mundo digital y cómo afectaban en el día a día de los ciudadanos. Autor de varios libros electrónicos –'Por la orilla del hipertexto' y 'Los estilistas de la sociedad tecnológica', entre otros–, el catedrático siempre fue optimista, que no ingenuo, sobre el papel de la tecnología. En enero de este mismo año, concedió una entrevista a Levanta la cabeza en la que recordaba que la primera vez que se interesó por las computadoras fue en la mitad de los años setenta del siglo XX. "Aunque era profesor de Humanidades en la Universidad, conseguí una perforadora de tarjetas y llevaba mis cajas de tarjetas perforadas al Centro de Cálculo de la Universidad, a la vez que luchaba con el lenguaje de programación Fortran. Al cabo de unos días me entregaban los resultados en largas y anchas tiras de papel. Fui afortunado por esta decisión, pues si bien en ese tiempo parecía que el camino de esta tecnología y el de las Humanidades iban a ser divergentes o, al menos, indiferentes, no ha sido así, sino, muy al contrario, convergentes, hasta el punto de trenzarse íntimamente y poder hablar ahora de una cultura digital".
Escuchar a Rodríguez de las Heras siempre fue un placer. En un mundo donde la comunicación escrita se come a la oral, donde los smartphone y tabletas marcan el ritmo de las relaciones, el profesor emérito explicaba que "desde el calor de la primera hoguera, que hacía que no tuviéramos que acurrucarnos junto a otros para pasar la noche, nos hemos ido separando de los otros humanos próximos. Los artefactos han ido creando esa distancia, a la vez que nos aproximaban a otros seres humanos alejados. Este flujo y reflujo hace nuestra historia". Ha tenido que ser un virus llegado de lejos el que ha creado más distancia aún, la denominada distancia social. Ha tenido que ser el coronavirus quien nos haya alejado de este hombre comprometido con la alfabetización digital y con las nuevas tendencias comunicativas.
Desde Levanta la cabeza enviamos un fuerte abrazo a familiares y amigos. Sus enseñanzas siempre nos acompañarán. En su última entrevista, no dejaba dudas cuando fue interpelado sobre las noticias falsas: "Vivimos en un mundo donde se desmoronan las certezas. (...) Estamos por el momento en el centro de la tormenta, es decir, de la confusión. El primer paso para salir es, precisamente, sentir la turbación de la situación. El crear conciencia de lo que nos está ocurriendo es ya la tabla de salvación, pero evitando que las llamadas a tener conciencia vayan acompañadas de mensajes de miedo (del que la sociedad abusa), pues eso genera encogimiento, entrega y dependencia. Hay que cuidar la pérdida de autonomía personal que genera el miedo (lo saben muy bien los poderes, que tanto lo usan), para no ser presa de profetas, gurús, y mesías. Un largo proceso de reconstrucción de la confianza, de creación de nuevas formas de autoridad, de narradores para un mundo que nos desborda, de una educación centrada principalmente en proporcionar autonomía personal.
Antonio Rodríguez de las Heras, descansa en paz.