Una youtuber de nombre Nadina Ioana acaba de publicar un vídeo en youtube hace 14 horas. Ya tiene casi 190.000 visualizaciones. “Hoy te traigo un nuevo ASMR, esta vez comiendo panal de miel de abejas”. Mientras susurra a la cámara cómo está llevando a cabo todo el proceso, se va metiendo en la boca, ayudada de sus dedos terminados en uñas largas y puntiagudas, pequeños trozos de un panal. Al masticarlos y morderlos, se genera un ruido singular. Ella se acerca al micrófono para potenciarlo y susurra a sus seguidores su experiencia. Los usuarios hacen comentarios al vídeo de este tipo: “Dios mío! Justo acabé de buscar ‘Asmr panal de abeja’. Ninguno me convencía y un minuto más tarde.... ¡Esta notificación! Buenísimo el vídeo”. Sus seguidores lo están disfrutando.
Sí, hay personas que buscan afanosamente vídeos de otras comiendo panales de abeja. El sonido les causa un placer especial. Otras los buscan de uñas larguísimas golpeando un trozo de madera, una caja de cartón de un medicamento, un tapón de un bote de cristal con pipeta abriéndose y cerrándose, con la pipeta dando pequeños golpecitos al cristal. Hay quienes prefieren entrar en éxtasis escuchando cómo alguien arruga un papel o estruja una esponja.
Son los vídeos de ASMR (Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma). Los sonidos relajantes ejercen una influencia muy positiva tanto para el descanso y la meditación como para trabajar sin experimentar estrés y con mayor conciencia, pero para eso lo que siempre habíamos tenido era la música, el ruido blanco o los sonidos de la naturaleza. Pero desde hace pocos años, los vídeos ASMR están llenando canales de Youtube y cuentas de TikTok.
Existen estrellas del ASMR como la española Ana Muñoz, con más de un millón y medio de suscriptores, u Olivia Kissper, que ofrece placer a sus seguidoras cepillando el pelo a sus amigas o encendiendo cerillas muy cerca de su micrófono. El rango de tiempo que duran los videos va desde los 30 minutos hasta las tres horas seguidas durante las cuales los protagonistas rascan sobre distintas superficies con texturas diferentes o susurran sus experiencias de vida.
¿Qué dice la Ciencia sobre el ASMR?
No hay demasiada evidencia científica sobre el efecto real de los vídeos ASMR en los humanos ni sobre el hecho de que produzcan una respuesta neurológica consistente y confiable, pero el hecho es que miles de personas aseguran que les ayudan a recuperar la calma, a relajarse, a conciliar el sueño y hasta a disminuir los efectos de una depresión.
Poco a poco comienzan a aparecer los primeros estudios científicos sobre esta fiebre que están generando los vídeos ASMR. El término ASMR apareció por primera vez en 2007 en un foro de discusión relacionado con temas sobre la salud llamado Steady Health y fue descrito por un usuario registrado de 21 años, como una adorable sensación de cosquilleo al oír a alguien hablar suave y lentamente, aunque también puede ocurrir escuchando distintos sonidos relajantes.
Los primeros en observar que estaban ante un fenómeno digno de estudio fueron Emma Barratt y Nick Davies, psicólogos de la Universidad de Swansea (Reino Unido). Ellos analizaron por primera vez en 2015 qué motivaba a la gente a ver este tipo de vídeos y entrevistaron a 475 sujetos para averiguar sus sensaciones.
¿Todo el mundo siente lo mismo?
Un estudio de 2017 corrobora a Barratt y Davies en que los que sienten el ASMR puntúan muy alto en inestabilidad emocional (neuroticismo) y apertura a las nuevas experiencias y menos en extroversión, amabilidad y responsabilidad.
Otro de los hallazgos de estos dos psicólogos fue que esta relajación con vídeos de ASMR no le funciona a todo el mundo, es decir, que gente cuyo cerebro está programado para sentir placer con los susurros y otra que no.
"El ASMR puede ser inducido, en aquellos que sean susceptibles, por un conjunto de detonantes bastante consistente", decían los autores. Los detonantes son aquellos sonidos o acciones que desencadenan la sensación de placer y relajación, a los que en ocasiones se une un cosquilleo en la cabeza o el cuello.
No es casual que todas las presentadoras de este tipo de contenido audiovisual se dirijan a sus espectadores con un lánguido susurro. El 75% de los participantes lo pusieron primero en la lista de cosas que les generan esa relajación. En segundo lugar estaba la atención personalizada (aunque lo estés viendo en internet siempre te hablan de tú) y los sonidos 'crujientes', por ejemplo: papel de aluminio doblándose o unos dedos tamborileando en la tapadera de plástico de una crema facial.
Ya sea por los susurros, por la atención personalizada o por los sonidos crujientes, lo cierto es que el ASMR se ha destacado como una fuente de placer de lo más sorprendente. Otro fenómeno más relacionado con la digitalización.