Algo se mueve en Australia. Allí, a casi 16.000 kilómetros de aquí, están ocurriendo cosas muy interesantes que afectan a las multinacionales tecnológicas –sobre todo a Google y Facebook– y a la supervivencia de los medios de comunicación. El temblor al otro lado del mundo podría tener réplicas en cualquier país del mundo. Vayamos al principio. El pasado viernes 22 de enero, Google amenazó con irse de Australia y desactivar su motor de búsqueda en el aquel país si el Parlamento de Camberra aprueba una ley –la primera de este tipo– que obligaría a las grandes tecnológicas a pagar a los medios locales por publicar sus contenidos.
Esta legislación lleva tiempo dando vueltas en las cabezas de los parlamentarios australianos, que como en cualquier otro país entienden la enorme utilidad de Google para buscar información y a la vez creen que si este buscador u otras plataformas tecnológicas obtienen clientes de personas que quieren leer noticias, deberían abonar a los medios creadores de esas noticiasn algún tipo de cuota. Según publicó recientemente BBC, Google obtuvo en 2019 más de 3.700 millones de dólares en ingresos brutos en Australia. Según el proyecto de ley, si no hay una negociación entre las partes, el Ejecutivo nombrará un intermediario que determinará la cantidad a pagar en contraprestación por la publicación de los contenidos. Ante esta amenaza, los responsables de Google en Australia aseguraron que esta legislación es un riesgo para su negocio digital y “no es compatible con la forma en que operan los motores de búsqueda”.
Con este escenario, las sorpresas se han ido sucediendo. Por un lado, Microsoft Bing, que no llega al 4 % del mercado de las búsquedas en Australia, anunció que está preparada para suceder a Google –tiene el 94 % del ‘pastel’– si finalmente desactiva sus búsquedas en Australia. Ecosia, que según su web destina el 80 % de sus ganancias a ONGs y que pretende plantar mil millones de árboles antes de 2025, tiene poco más del 1 % de las búsquedas. La senadora de Los Verdes Sarah Hanson-Young ha asegurado que el gobierno necesita un plan para que los australianos puedan seguir accediendo a la información en línea si el buscador de Google desaparece. Necesitamos un motor de búsqueda independiente que se gestione en interés del público y no en beneficio de una empresa". La idea de la parlamentaria ecologista es crear un buscador público.
Comparar motores de búsqueda
En este tira y afloja, el diario The Guardian desveló el pasado 2 de febrero una investigación de la Universidad de Monash que comparaba tres motores de búsqueda en aquel país y concluía que Google no era el mejor motor de búsqueda. Esta universidad pública australiana confrontaba al gigante tecnológico con Bing, buscador de Microsoft, y con Ecosia, motor de búsqueda con sede en Berlín que dona gran parte de sus beneficios para reforestar el planeta. Los investigadores cogieron los diez términos de búsqueda más populares en los últimos días y estudiaron las diferencias entre los resultados entregados por Google, Bing y Ecosia. Entre los primeros 50 resultados ofrecidos, los dos competidores de Google ofrecían un porcentaje mayor de noticias provenientes de webs de noticias profesionales.
“Los usuarios buscan contenido de calidad, confiable y útil ya los motores de búsqueda les interesa mostrar sitios de noticias profesionales”, explicaron los responsables del estudio. Los resultados de la Universidad de Monash también evidencian que las consultas relacionadas con noticias de actualidad son más importantes de lo que Google sugiere.
Nueva plataforma de noticias
Curiosamente, el pasado viernes Google lanzó en Australia una nueva plataforma de noticias, News Showcase, donde las informaciones aparecen agrupadas en paneles y por las que pagará a medios locales, regionales e independientes de aquel país.
Además de los buscadores, muchas de las apps y redes sociales más conocidas y rentables están viendo en las últimas semanas como algunos de sus usuarios se cambian a competidores que salvaguarden mejor su privacidad o respondan mejor a sus exigencias éticas.
En esta batalla entre el gobierno australiano y la multinacional tecnológica, EE. UU. ha solicitado que no se apruebe la legislación ‘antiGoogle’ y el primer ministro de aquel país, Scott Morrison, ha dejado claro que Australia “establece sus propias reglas”.
Esta disputa, a pesar de la lejanía, pone sobre la mesa un debate no resuelto en ninguna parte del planeta: Google y Facebook utilizan los contenidos de los medios nacionales en sus plataformas para ofrecer información y también para ganar clientes ¿No deberían pagar una cuota pactada a esos medios? La solución no es fácil y más con la difícil situación económica que atraviesan los medios de comunicación.