El debate sobre los libros digitales o en papel lleva años con nosotros, y por lo que parece seguirá unos cuantos más. Preocupados por la vista o por capacidades como la retentiva, muchos usuarios se preguntan: ¿qué es mejor para la salud, un libro impreso en papel o un dispositivo e-book?
Dice Irene Vallejo, autora del best seller ‘El infinito en un junco: La invención de los libros en el mundo antiguo’ (2020), que el libro es uno de esos pocos artefactos milenarios supervivientes. “Algo hay en su diseño básico y en su depurada sencillez que ya no admite mejoras radicales”. Sencillamente, no hemos “descubierto ningún artilugio mejor para cumplir su función”, asegura la escritora aragonesa. Con el e-book para algo parecido, no deja de ser una digitalización casi perfecta.
La simplicidad de su forma, “el hecho de conservar unas coordenadas tradicionales —estructuras de página, convenciones tipográficas, formas de letras y maquetaciones limitadas— fue clave para abrir paso a los cambios transformadores que traía la esfera digital”. Pero el cambio no fue leve. Intercambiar papel por pantalla llevó algunos problemas iniciales graves, como vista cansada, falta de comprensión o de memorización de lo leído.
Toda lectura tiene sus consecuencias para la salud
Es importante destacar que ya en la antigüedad, con el uso del papiro, los lectores sufrían problemas de visión borrosa, irritación, sequedad ocular, dificultad de enfoque, sensibilidad a la luz, dolores de cabeza, cefalea y un sinfín de síntomas que se arreglaron de forma parcial a través de una buena iluminación ambiental y el uso de novedosas prótesis oculares llamadas ‘gafas’.
Sin embargo, los e-books ‘tradicionales’, aquellos que brillan retroiluminados, “pueden causar más problemas visuales que los que produce la lectura en papel”. En palabras de Beatriz Antona, optometrista e investigadora sobre los efectos de la lectura prolongada en smartphone, la lectura prolongada en smartphone aumenta el 90 % de los síntomas visuales (visión borrosa, irritación, sequedad ocular, etc.). Móviles, tablets, pantallas de ordenador o e-books de primera generación dan estos problemas. Sin embargo, los dispositivos con tinta electrónica (e-ink) no producen estos efectos negativos. Los problemas serían casi indistinguibles si los comparamos con los de la lectura física.
¿Afectan los e-books a la comprensión y retentiva?
A principios de la década pasada, cuando los e-books se parecían más a las pantallas retroiluminadas de ordenador que a los actuales libros de tinta electrónica (y por tanto más al televisor que a un libro impreso), se encontraron todo tipo de problemas relacionados con la comprensión y la memoria.
Así, un artículo publicado en Elsevier en 2013 exploraba lectura en libro frente a ordenador, y destacaba cómo “los estudiantes que leyeron textos impresos obtuvieron calificaciones significativamente mejores en la prueba de comprensión de lectura que los estudiantes que leyeron los textos digitalmente”.
Ese mismo año otro estudio descubrió que “quienes leían noticias impresas recuerdan significativamente más noticias que aquellos que leen contenido en línea”, aunque comparando de nuevo pantallas retroiluminadas esta vez con periódicos, que no lo están.
Relacionado con esto último, ahora se sabe que visualizar información en un formato reducido (como el de un móvil) limita el acceso cognitivo a las noticias de vídeo, habiendo fuertes sospechas de que ocurra lo mismo al leer contenido en pantallas pequeñas como la del móvil, no así las de los e-book de ‘tamaño libro’.
Cuidado con la retroiluminación (y la melanina)
Quizá uno de los problemas más reconocibles sea la retroiluminación: la capacidad de la pantalla de brillar. Los libros en papel no tienen esa propiedad que parece estar detrás de buena parte de los problemas de vista y otros tantos de concentración.
La retroiluminación azulada de la tecnología LED engaña al cerebro y le hace pensar que está amaneciendo, haciendo difícil conciliar el sueño. Si bien los LED no hacen daño “en condiciones razonables de utilización” según el Comité Científico de la Comisión Europea, encender una pantalla antes de dormir dista mucho de esas condiciones. Antes de dormir, nada de retroiluminación.
Una investigación de 2012 demostró que leer en LCD de alta resolución era tan ‘bueno’ como hacerlo en una pantalla de tinta electrónica. Sin embargo, este estudio no tenía en cuenta el brillo de la pantalla y el ‘efecto deslumbramiento’, que se ha demostrado como un factor clave en la fatiga visual.
Libro de papel o ebook, ¿qué es mejor para la salud?
La conclusión final, al menos hasta que se realicen más estudios o cambie la tecnología, es que leer en un libro físico de papel con luz externa es lo mismo que hacerlo en un e-book de tinta electrónica siempre y cuando se apague la luz de la pantalla (y se desactiven las notificaciones, que distraen).
Por contra, las pantallas LCD, OLED o similares, que dependen de iluminar el texto ‘desde detrás’, tienden a agravar los problemas de vista que se dan de forma natural en la lectura en papel. Eso sí, leer tanto en papel como en e-ink ha de hacerse con una iluminación óptima: ni mucho brillo, ni penumbra.