Una profesora de Ciencia Política de la Universidad de Valencia compartía estos días en las redes sociales el correo electrónico que le había enviado su hijo de 12 años: "Mamá, todos en clase tienen móvil. Me he sentido avergonzado cuando me han preguntado si tenía y les he dicho que no. Por favor, ¿me podéis comprar un móvil?". Más de un centenar de padres respondieron a este relevante tuit. Algunos defienden la reivindicación infantil: "Si todos en clase lo tienen, él lo necesita", aunque la mayoría se sienten una minoría resistente y aportan la experiencia con sus hijos: educar, salir de la uniformidad, inculcarles aficiones, establecer una edad para obtenerlo, comprarlo como premio… No es fácil acertar. El Instituto Nacional de Estadística recoge que el 69,8 de la población de 10 a 15 años dispone de teléfono móvil. La mayor parte de los padres actúan atendiendo a la madurez de sus hijos, aunque no todos establecen “normas de uso” consideradas fundamentales, así como utilizar aplicaciones de control parental.

Hace 3 años la Policía Nacional lanzó una propuesta innovadora. Redactó un acuerdo de 20 puntos para firmar padres e hijos en el que permanecen por escrito unas normas para el buen uso del dispositivo. La propia Policía recomienda en el contrato que a medida que el menor vaya creciendo, las pautas se vayan relajando.

La Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo) echa un cable a todos los padres con 10 recomendaciones básicas para el uso responsable del móvil. Incluso facilita un teléfono de ayuda para aquellas familias que sientan que el control tecnológico sobre sus vástagos se escapa a sus capacidades.

La propuesta de ANAR también establece un pacto para acordar por escrito entre tutores y menores la utilización del terminal. Ambas partes con su firma se comprometen a aplicarlas.

Las principales bases de este contrato son:

1.- El responsable legal del móvil son los tutores o padres, por lo tanto deben de tener acceso a las contraseñas y a la información sobre su uso.

2.- El terminal contará con un sistema de control parental con el fin de evitar páginas o contactos con otras personas dañinas para el menor.

3.- El niño debe comprometerse a un uso responsable del dispositivo y a contarle a sus padres cualquier incidencia derivada de su utilización.

4.- Ambas partes decidirán los horarios de posesión evitando así la adicción, falta de rendimiento escolar o descanso del adolescente.

5.- No llevará el teléfono al centro escolar. Y en caso de necesidad se cumplirán las normas que marque el centro.

6.- El menor no podrá descargar ninguna aplicación sin consultar.

7.- Si un mal uso del móvil conlleva una carga económica, el niño tiene que responsabilizarse de ella. O bien realizará tareas que lo compensen o se le descontará –si la hubiera– de su paga.

8.- El dispositivo no puede sustituir las relaciones personales con amigos ni las horas de juego presenciales con ellos.

9.- Los padres o tutores deben informarse sobre los riesgos para prevenir al menor.

10.- Enseñar al menor que no debe facilitar datos personales suyos ni de ningún miembro de la familia.

11.- Precaución con lo que suba a las redes sociales.

12.- Aunque sea el mejor amigo nunca debe compartir fotos o datos íntimos. El día de mañana pueden volverse contra él y hacernos daño.

13.- No se debe descargar ni compartir nunca una foto íntima que envíe otra persona, puede ser un delito. En caso de tratarse de un adulto comentarlo con los progenitores.

14.- El menor no debe utilizar el terminal para dañar u ofender a otra persona. Lo escrito permanece siempre.

15.- Si alguien parece saber información personal que no has facilitado, desconfía y cuéntaselo a tus padres. No borres esos mensajes, son pruebas ante una situación de acoso.

16.- No admitas a desconocidos en tus redes sociales. En internet es muy fácil dar una identidad falsa y engañar.

17.- Si los padres llaman al móvil el menor debe cogerlo siempre.

18.- En caso de que el adolescente no cumpla las normas, los padres o tutores pueden requisar el móvil hasta que el menor demuestre que tiene madurez para hacer un buen uso del mismo.

19.- Ambas partes se comprometen a dialogar sobre cualquier punto que no quede claro o dudas que surjan.

Una comunicación directa con los niños, y un pacto entre los progenitores y el vástago son una buena opción para evitar situaciones de peligro. Busquemos los límites más adecuados para el desarrollo de nuestros hijos.