Abres la aplicación de Google Fotos y de repente te encuentras una carpeta concreta de tu mejor amigo, otra de tu pareja, otra de tu madre, una de tu hermana, e incluso de tu perro. ¿No te parece curioso? Desde octubre del pasado año, la última actualización de Google Fotos ha activado la agrupación por caras para que tengas álbumes propios donde reunir a determinadas personas. De esta manera, tendrás un acceso rápido a sus fotografías poniendo únicamente el nombre en el buscador. Similar a esta situación, Facebook e Instagram te ofrecen sugerencias de forma automática al subir una imagen a estas redes sociales. También han surgido webs como PimEyes que solo necesita una imagen para encontrar la huella digital que tiene la persona que aparece en la foto. La tecnología de reconocimiento facial es la responsable de que estas funciones existan.

Y aunque pueda parecer una ventaja porque te facilita la búsqueda de imágenes y personas, no hay que olvidar que esta tecnología de reconocimiento facial con fines de identificación biométrica supone un tratamiento de categoría especial de datos donde existe un Reglamento que exige ciertas garantías de privacidad. Ante esto, investigadores de la Universidad de Singapur han creado una técnica de sistemas a través de la inteligencia artificial (IA) que impide que las máquinas reconozcan las imágenes. Para ello, han investigado durante más de seis meses en técnicas a través de la distorsión de imágenes. En el estudio, participaron 234 personas que visualizaron 860 imágenes donde pudieron observar dos copias de cada fotografía y debían decidir cuál creían que había sido distorsionada y cuál no. En los resultados del estudio, se pudo observar que hay muchos factores que dependen como la iluminación, la semántica o incluso la textura, pero gracias a este análisis, los investigadores lograron ajustar su técnica para aplicar las alteraciones en las imágenes que fuesen de forma imperceptible para el ser humano, pero que las máquinas reconociesen de inmediato.

El proyecto aún no tiene las posibilidades para llegar a cualquier usuario común. Se presentó en la edición número 27 de la ‘ACM Internacional Conference on Multimedia' y allí se señaló que, en un futuro, lo idóneo, es que estos sistemas que han utilizado en la investigación se puedan replicar e integrar en los de las redes sociales para que los usuarios puedan proteger su privacidad.

Sobre el reconocimiento facial y sus consecuencias, ya opinaba Ofelia Tejerina, hace unas semanas en una entrevista exclusiva para Levanta La Cabeza: “Creo que la identificación facial tiene el reto de la proporcionalidad. Es muy cómodo, muy moderno y vende mucho, pero hay que saber para qué necesito yo esa identificación facial. La legislación es muy clara en cuanto a la protección de datos”. El reconocimiento facial y la protección de datos pueden ir de la mano si se cumplen dos requisitos claves:

  • Informar con antelación: antes de utilizar cualquier imagen del usuario, se debe ofrecer información previa para que de conformidad o no sobre el uso de su imagen y para qué finalidad.
  • Solicitar consentimiento específico del interesado. De esta forma, cuando se intenten aplicar este tipo de tecnologías, será imprescindible un consentimiento previo del usuario.