Lo primero que hay que tener claro es que el patinete no es una moda: ha llegado para quedarse. Es un boom en toda Europa, y la pandemia ha disparado su uso por ser unipersonal, barato, sostenible, de acceso inmediato y muy poco condicionado legalmente.

Hay pocas estadísticas fiables, pero se calcula que en España se venderán unos 300.000 patinetes en 2022 y algunas fuentes señalan que ya hay más de un millón de unidades en circulación en nuestro país. Gran parte de los jóvenes, y no sólo jóvenes, adoran el patinete porque han encontrado una alternativa fácil y barata para moverse por las ciudades, sin tener que pasar exámenes, sin tener que pagar seguros ni cargar con la molestia del casco.

El primer objetivo de este artículo es clarificar un poco el marco legal del patinete, que es desconocido por confuso incluso por muchos técnicos y autoridades.

La Ley de Tráfico, que entró en vigor este mismo año, deja claro para toda España que los patinetes no pueden circular por las aceras, que no pueden pasar de 25 kilómetros por hora, que no pueden circular por vías interurbanas, que no pueden ser conducidos con cascos de música ni usando el móvil, y que están sujetos a las mismas tasas mínimas de alcohol que los vehículos convencionales.

A partir de ahí, hay tres temas espinosos aún sin clarificar. El primero, el casco. La Ley apunta a que es obligatorio, pero deja esa obligatoriedad pendiente de que un reglamento lo regule. Así que, a día de hoy, el casco no es obligatorio en patinete… Excepto en aquellas ciudades, como Bilbao, que disponen de una normativa municipal propia que lo hace obligatorio.

El segundo tema “polémico” queda también manos de las ordenanzas municipales: la edad mínima para utilizarlo en la vía pública. En algunas ciudades españolas no existe la edad mínima y un niño de cualquier edad podría circular por la calle entre los coches. Aunque en la mayoría de las grandes ciudades españolas ya está regulado por la normativa propia, y normalmente lo fijan en los 15 o 16 años.

Finalmente, el tercer tema espinoso es el uso del seguro. La siniestralidad de los patinetes está aumentando, porque también crece día a día el número de desplazamientos. En 2021 se registraron 13 personas víctimas mortales (11 hombres). Cinco por caída, cinco por colisión con otro vehículo y tres por atropello. Obviamente, los siniestros mortales son la punta del iceberg y nos avisan de miles de pequeños siniestros con daños materiales por toda España. Hay que tenerlo claro: el culpable paga los daños. Y si no tiene seguro, debe responder con su patrimonio.

A día de hoy, salvo que la normativa municipal lo exija, el seguro no es obligatorio. No es obligatorio a nivel estatal “todavía”, pero lo será muy pronto. La duda es si el seguro, como pasa con los vehículos de motor, será del vehículo o será del conductor. Esta última alternativa parece la más razonable: un seguro de RC personal que cubra al conductor cuando circule en patinete, en bici o en cualquier otro VMP -Vehículo de Movilidad Personal-. Y en todo caso, la norma tendrá que abordar otro polémico escollo: ¿fijará las mismas indemnizaciones que el resto de los vehículos? Esto resulta un gran problema. Por una parte, resultaría un agravio comparativo que la indemnización de una víctima mortal por atropello no fuera la misma si el peatón es atropellado por un coche o por un patinete. Pero, si las indemnizaciones son iguales, podríamos encontrarnos con que la prima anual del seguro anual costara lo mismo que comprarse el patinete, lo que también sería un contrasentido.

Todo este galimatías normativo no es sólo español… Europa tiene a países con patinete con seguro obligatorio (Alemania y Francia), a países con casco obligatorio (Finlandia), a países que permiten pasajero (de hasta 8 años, Italia) o a países en los que prácticamente está prohibido su uso (Reino Unido, Holanda).

El patinete ha llegado para quedarse y se está multiplicando, así que urge una normativa lo más clara y universal posible. El casco, el seguro y la edad mínima legal (¿15 años, como el ciclomotor?) es urgente que queden regulados y sean comunes para todo el territorio, dado que el patinete viaja con facilidad en el maletero de un coche de una ciudad a otra, y el conductor debe estar protegido y saber a qué atenerse en todas partes.