Si aún no has iniciado el viaje, el pronóstico es de lluvia y no te queda más remedio hacer el desplazamiento, antes de empezar a circular, asegúrate que los neumáticos están en buen estado comprobando la presión y el desgaste de las ranuras principales de la banda de rodadura.

Si una tormenta se desata ya en medio del viaje, lo más recomendable es parar en un lugar seguro, como una vía de servicio y esperar a que remita. No obstante, a veces no es posible detener el vehículo, por lo que no queda más remedio que continuar conduciendo.

En ese caso, lo mejor es optar por circular con calma, el asfalto mojado y la alta velocidad no son buena combinación. Se cauteloso y estate atento porque la lluvia eleva el riesgo de sufrir un accidente hasta un 70%, según varios estudios.

Ten en cuenta que, con el asfalto mojado, la adherencia de los neumáticos es menor y necesitamos más metros para detener nuestro vehículo. Por eso, lo primero que debes hacer es ampliar la distancia de seguridad y adecuar la velocidad a las circunstancias.

Enciende las luces de cruce para que el resto de vehículos te vean bien.

Para que tu visibilidad sea lo más óptima posible en los adelantamientos eleva la velocidad de los limpiaparabrisas.

Evita que se empañen los cristales
Evita que se empañen los cristales | Pexels

También debes evitar que los cristales se empañen haciendo uso de los sistemas de ventilación o calefacción.

En cuanto al uso de los frenos, no hagas las frenadas prolongadas con la carretera mojada pues harán que el vehículo resbale, sobre todo en las curvas. Tampoco pises a fondo el pedal es más recomendable frenar poco a poco.

Debes tener en cuenta que es probable que el vehículo entre en 'aquaplaning' al atravesar algún charco.

Esto sucede en el caso de que los neumáticos no puedan desalojar el agua del firme por desgaste, baja presión o velocidad excesiva con lo que se pierde adherencia al atravesar esa superficie de agua.

Si te ves en esa situación hay que sujetar el volante con fuerza, no frenar a fondo y a medida que se recupera la adherencia corregir la trayectoria suavemente.

Si se trata de una tormenta eléctrica el coche es un lugar muy seguro para resguardase de los rayos. Las ruedas de goma aíslan el vehículo del suelo, por lo que la corriente no encontrará en el coche un lugar por el que alcanzar la tierra.

Si un rayo alcanza el coche, la carga eléctrica se distribuirá por toda la superficie metálica de la carrocería (que es conductora de la corriente eléctrica) pero no conseguirá penetrar en el interior.

Si no se tocan las partes metálicas de la cabina, los pasajeros estarán perfectamente seguros. Es lo que se conoce como Jaula de Faraday.

Eso sí, aunque los ocupantes no sufran daños, tanto la electrónica de a bordo como la pintura del lugar del impacto, quedarán seriamente perjudicadas.

Conducir con granizo

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Si se desata una granizada, como con cualquier tormenta, lo mejor es detenerse en lugar seguro y esperar a que el granizo amaine.

La mayoría de las recomendaciones son las mismas que en el caso de lluvia, conducir con precaución siendo consciente del entorno, aumentar la distancia de seguridad y aminorar la velocidad. Pero hay dos factores específicos del granizo que merecen tenerse en cuenta.

Uno es que el hielo y la conducción no se llevan bien. Las bolas heladas en la carretera reducen la adherencia aún más, por eso es esencial bajar la velocidad. Si tienes que frenar que sea suavemente en tramos rectos y evitar hacerlo en las curvas.

El otro factor es que el intenso ruido que provoca el granizo unido a la preocupación por los posibles daños en el vehículo, provoca que el conductor se distraiga. En una situación así procura abstraerte de todo y concéntrate en conducir.

¿Qué hacer si la calzada está anegada?

Un coche atravesando una calle de humilladero tras la tormenta
Un coche atravesando una calle de humilladero tras la tormenta | laSexta.com

Si una lluvia torrencial ha inundado parte de la calzada o incluso la atraviesa un torrente de agua, nunca debe exponerse a riesgos.

No intentes cruzar puesto que el agua puede haber socavado el fondo haciéndolo más profundo. Lo idóneo es dar la vuelta y buscar un camino alternativo.

Si te encuentras con la carretera anegada, no puedes dar la vuelta o si te ves en apuros avisa a emergencias (112).

Uno de los riesgos de que suba el nivel del agua en la calzada es que el coche sea arrastrado. Factores como el peso del vehículo, la altura de los bajos, la velocidad de la corriente, la profundidad del cauce y la inclinación del terreno son determinantes en estos casos. Anticiparse a los acontecimientos es importante.

Si el nivel del agua llega a media rueda, las ruedas motrices pierden adherencia y te costará dirigir el coche. Una vez el nivel sobrepasa la media rueda el vehículo ya podría ser arrastrado sin control.

Valora la situación. Trata de actuar con calma e inicia el protocolo que la DGT indica para estas situaciones. Quítate el cinturón de seguridad, y siempre que sea posible sal por la ventanilla para encaramarte al techo del vehículo. Si no puedes bajarla rómpela con un objeto punzante.

En el caso que no se pueda salir por la ventanilla se debe hacer únicamente por la puerta que se abra a favor de la corriente.

Una vez fuera del vehículo súbete al techo, así serás más visible para los servicios de rescate.