Los principales temas de debate entre países han sido la insistencia de la Unión Europea en que todos los países estén en el Acuerdo de París, puesto que no todos quieren cumplir sus medidas, y la regulación de los mercados de carbono (artículo 6 de Acuerdo de París) y su ordenación en un sistema único y transparente.

Por su parte, Brasil se ha centrado en pedir prestados recursos a naciones ricas para preservar la potencia sudamericana pero, en los últimos días del evento, refutó artículos relacionados con la participación de los océanos y el uso de la tierra en el cambio climático, algo que dificultó mucho cerrar el acuerdo principal de la Cumbre del Clima de Madrid (COP25).

El último día, los delegados de estado consiguieron firmar un documento para aumentar la ambición climática en 2020 y cumplir el Acuerdo de París, el cual compromete a los países a evitar que la temperatura media global suba más de 1,5ªC.

Este acuerdo, llamado ‘Chile-Madrid. Tiempo de actuar’, establece unos ambiciosos compromisos de reducción de emisiones (Contribuciones Nacionales Determinadas), invita a que los actores no gubernamentales incrementen las estrategias ambientales, y coloca al conocimiento científico como la base de orientación para las decisiones.

Sin embargo, países como Brasil, China e India, prefieren ralentizar las contribuciones y dar más importancia a las revisiones de los compromisos financieros de las naciones más desarrolladas para contribuir a mitigar los efectos del cambio climático en las más vulnerables.

Además, algunos países han sido muy críticos con la prioridad que concede el texto al conocimiento científico sobre los océanos frente al uso de la tierra.