En 2100 la temperatura global no variará pese a que recientemente se haya registrado una desaceleración de la temperatura media mundial.

Para llegar a esta conclusión, en el estudio se compararon dos modelos climáticos. En uno se simuló que las temperaturas actuales no variaban mientras que en el otro se representó el descenso actual. 

De esta forma, los expertos comprobaron que las proyecciones de calentamiento a largo plazo se mantuvieron sin ningún cambio en ambos modelos climáticos.

Matthew England, principal autor del estudio y director de investigación del Centro ARC de Excelencia para la Ciencia de Sistemas del Clima, aseguró que "esto muestra que la desaceleración en el calentamiento global no tiene relación con las proyecciones a largo plazo, sino que se debe simplemente a la variabilidad decadal. Los gases de efecto invernadero eventualmente desbordan esta fluctuación natural".

En uno de los modelos, los gases de efecto invernadero continuaban aumentando sin ningún tipo de control a lo largo del siglo XXI. En el otro grupo, los expertos plantearon un escenario en el que las emisiones alcanzaban su tope en 2040, antes de disminuir drásticamente.

La diferencia que detectaron en los dos modelos para fin de siglo es de menos de 0,1 °C; con una pequeña fracción de calentamiento global proyectada de 5 ° C si las emisiones no disminuyen.

Así, se prevé que, de no reducirse drásticamente las emisiones de carbono en las próximas décadas, el calentamiento global a largo plazo podrá alcanzar niveles peligrosos.

Tal como concluyó England, "el calentamiento a largo plazo del planeta es una consecuencia inevitable del aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero. La tan publicitada desaceleración del calentamiento global es sólo una distracción para la tarea en cuestión".