Entre las consecuencias de esto, se suman los efectos en la distribución y supervivencia de la biota, la elevación del nivel del mar con efecto en las poblaciones o la desaparición progresiva del hielo del Ártico. También hay cambios en la salinidad, una mayor estratificación de la columna de agua y la desoxigenación de grandes zonas profundas y una mayor acidez provocada por el dióxido de carbono (CO2).

En la reunión de la ONU se ha decidido la comisión de expertos para elaborar un nuevo informe periódico con el fin de revisar el estado del medioambiente de los océanos, establecido por la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible de Johanesburgo de 2002, bajo vigilancia de la ONU, que deberá estar listo para julio de 2019.

Los temas que se tratarán son: la presión del cambio climático en los océanos, el impacto del ruido en los océanos y otros animales marinos, las energías renovables marinas, la desalinización y los hidratos de metano de los fondos marinos.

El informe periódico representa el mecanismo global de la ONU para la vigilancia del estado de los océanos y su objetivo es apoyar a través de resúmenes técnicos a las grandes iniciativas de conservación del océano.

Las tres iniciativas más importantes son: el Informe sobre Cambio Climático del Programa Mundial de Medio Ambiente, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático y el futuro Acuerdo sobre Conservación de la Biodiversidad Marina en aguas internacionales de la Asamblea General de la ONU. Y el más reciente es el de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.