La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado sus nuevas recomendaciones sobre la calidad del aire, más estrictas que las que manejaba desde el año 2005. Esto se debe a que la contaminación causa siete millones de muertes anuales en todo el mundo.

Por ello, la OMS ha establecido nuevas cantidades máximas recomendables de los principales contaminantes del aire (partículas en suspensión, ozono, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre y monóxido de carbono) y las ha situado a niveles más bajos.

En el caso de las partículas en suspensión que presentan un diámetro inferior a 2,5 micras (PM 2,5), consideradas el mayor contaminante para el ser humano, la organización ha bajado su nivel óptimo a los 15 microgramos por metro cúbico de aire; hasta ahora estaba recomendado en menos de 25 microgramos.

En este sentido, Pekin, una de las ciudades con más contaminación del mundo, amanece frecuentemente con niveles por encima de los 500 microgramos por metro cúbico; en días excepcionalmente malos, la cifra se eleva a los 1.000 microgramos.

Con respecto a las partículas con un tamaño mayor, de hasta 10 micras de diámetro (PM 10), la OMS ha reducido su nivel diario recomendable de los 50 microgramos a los 45 microgramos por metro cúbico de aire.

Ambos tipos de micropartículas suelen proceder de los combustibles fósiles y se consideran peligrosas para la salud porque tienen la capacidad de penetrar en los pulmones. Por su parte, las PM 2,5 son aún más nocivas, ya que su menor tamaño las permite penetrar, a su vez, en la corriente sanguínea.

Finalmente, la OMS afirma que le 90% de los fallecimientos producidos por las PM 2,5 podrían evitarse si se adoptan las nuevas guías que, si bien no son obligatorias por ley, son muy recomendables para proteger la salud humana y luchar contra el cambio climático.