Estaría bien celebrar el Día Mundial de Internet (17 de mayo) perdidos en un bosque con el teléfono móvil apagado, sin GPS ni avisos de mensajes entrantes. Qué mejor celebración después de más de dos meses encerrados. Un encierro donde hemos estado conectados 79 horas semanales a la red, donde las pantallas de todos los tamaños posibles nos han abducido para ser buenos trabajadores, buenos estudiantes, buenos compradores, buenos jugadores, buenos padres, buenos amigos, buenos ciudadanos… Hay que admitirlo, hay pocas cosas que podamos hacer ya sin la ayuda de internet. Quizá dormir, quizá soñar. Hace pocas décadas vivíamos sin internet y no pasaba nada, el planeta seguía girando. Miguel, un español que vive la crisis sanitaria en Praga separado de sus hijos, de su familia y amigos, buscaba el otro día respuestas: “Besar y abrazar. Para esto no necesitamos internet”.
Una de las creaciones más maravillosas del ser humano, un sistema de redes que permite compartir todo el conocimiento que generamos, ha demostrado la importancia de la información, del acceso a ella, del impacto social que provoca la intercomunicación. Y de las brechas creadas. Esta pandemia del coronavirus ha evidenciado que las redes de científicos poniendo toda su sabiduría al servicio de los demás hubiera sido imposible sin internet. La solidaridad y la empatía no habrían tenido sentido sin conexión. Nos ha mantenido a todos, en cierta manera, más vivos.
Según el portal Statista, el número de usuarios activos de internet ha superado los 4.570 millones en abril de 2020, de un total de 7.625 millones de seres humanos. La mayoría están en China, India y EE. UU. Y van en aumento. Por eso, un mundo sin internet es inimaginable. Los países con mayor penetración global online son los Emiratos Árabes Unidos, Dinamarca y Corea del Sur. En el otro extremo se encuentra Corea del Norte. Y las poblaciones en línea que más rápido están creciendo se encuentran en África. Si vemos la evolución de usuarios por años, hace tres lustros apenas superaban los 1.000 millones las personas que accedían a internet en el mundo.
El primer sitio web se lanzó al ciberespacio en 1990. El responsable fue el informático británico Tim Berners, que trabajaba como ingeniero de software en el CERN, el gran centro de física de partículas ubicado en Ginebra. Hace ahora treinta años, Berners sentó las bases tecnológicas de una web: el lenguaje HTML, el identificador URL y el protocolo para transferirlo HTTP. A finales de 1990 abrió la primera pagina web en internet abierto. Tim se dio cuenta de que su verdadero potencial es que cualquiera pudiese acceder desde cualquier ordenador en cualquier parte del mundo sin pagar tarifa y sin pedir permiso. Hoy existen casi 2.000 millones de sitios web.
El último informe Digital 2019 aseguraba que pasamos un promedio de 6 horas y 42 minutos en línea cada día. Hoy pasamos más de 11 horas diarias. Vamos, que casi nos pasamos medio año frente a la pantalla consultando, comprando, teletrabajando, comprando, interactuando en redes sociales… Y sobre todo con el smartphone: el 51,9 % del tráfico de internet es con el móvil. En China, el 98 % de todos los usuarios de internet usan sus teléfonos móviles.
Para acabar con este homenaje a la red de redes, unos pocos datos más: Existen más de 350 millones de dominios registrados, más de 2.000 millones de personas realizarán una compra digital, el 49 % de las ventas online se hacen a través de Amazon y más de 3.000 de personas usan redes sociales. Ah, queréis saber cuáles eran algunas de las palabras más buscadas por los españoles en Google en 2019: elecciones generales, Notre Dame Neymar, Liga Santander, carne mechada, Juego de tronos o cuándo se cambia la hora. Bendito (maldito) pasado. El coronavirus ha hecho que el tiempo pase muy rápido o que otros tiempos parezcan muy lejanos.