Cada vez más niños y adolescentes se vuelven adictos a las tecnologías: vídeos, redes sociales, videojuegos o juego online. Este último con dinero de por medio. Bajo la presión de las asociaciones de padres, el gobierno Chino ha decretado que solo se puede jugar a videojuegos en línea durante una hora el viernes, sábado y domingo. ¿Necesitamos en España algo así? El caso del adolescente de 15 años de Castellón, que ha tenido que ser hospitalizado y seguir una terapia por su grave adicción al videojuego Fortnite, ha traído de nuevo el debate sobre el uso abusivo de algunas tecnologías. Este joven, que se dedicaba a jugar entre 18 y 20 diarias, ha sido tratado como un auténtico heroinómano.

El ‘trastorno por videojuegos’ se reconoció como desorden mental en 2018 en el CIE-11 de la OMS, pero hay muchos otros comportamientos relacionados con diferentes tecnologías. Cada vez es más frecuente darles la tableta a los niños para que vean vídeos, e incluso el acceso a las redes sociales. Pero, ¿cómo saber si mi hijo es adicto a la tecnología o si la está usando con coherencia?

Algunos signos de alta dependencia tecnológica

Las adicciones conductuales son complejas y no aparecen de la noche a la mañana. Como cualquier otra adicción, existe un tiempo de exposición tras el cual una conducta frecuente puede o no derivar en una pérdida de control. El gran problema para los padres, por supuesto, es la dificultad que tienen los más pequeños a la hora de transmitir esa pérdida de control.

En el último Plan de Acción sobre Adicciones, elaborado por el Ministerio de Sanidad, se confirma que en 2016 el 21 % de estudiantes entre 14 y 18 años "realizan un uso compulsivo de internet; un 4,6 % más que en 2014”, que el 6,4 % de los estudiantes de secundaria jugaron con dinero online, y que un 13,6 % hicieron apuestas presenciales. Entre el 0,2 % y el 12,3 % de los adolescentes cumplen el criterio de juego problemático.

Entre algunos criterios (a evaluar por profesionales) se encuentran:

  • El individuo se va haciendo crónica y progresivamente incapaz de resistir los impulsos de jugar, ver vídeos o mirar redes sociales.
  • Irritabilidad del individuo cuando no puede acceder a las tecnologías.
  • Debilitamiento de las relaciones personales del individuo.
  • Falta de concentración del individuo

Test para analizar adicciones a las tecnologías

Como puede leerse en las diferentes ediciones del Informe sobre Adicciones comportamentales, existen diferentes aproximaciones para analizar las adicciones a las tecnologías. Si bien casi todas ellas están orientadas al juego, la ‘tragaperrización’ de los videojuegos y las mecánicas de recompensas de redes sociales y redes sociales están abriendo el espectro. Algunos de ellos son:

  • Escala DSM-V o DSM-5, una clasificación de trastornos mentales que los clasifica según su severidad. Obtener una puntuación de 1 a 3 indica algún problema, aunque la Asociación Británica de Psicología y el Instituto Nacional de Salud Mental Americano se han mostrado en contra de este análisis.
  • Escala Lie/Bet, orientada al juego problemático. Dar una puntuación de 1 a 2 indica un posible juego problemático en estudiantes. Ya ha sido incluido en la encuesta europea ESPAD (Encuesta Europea sobre Alcohol y otras Drogas).
  • EUPI-a, o Escala de Uso Problemático de Internet en adolescentes, que puede ser realizada por internet y está orientada a adolescentes de 12 a 17 años. Aunque se recomienda contar con el análisis de un profesional.
  • Escala de uso compulsivo de internet, CIUS por sus siglas en inglés), permite conocer la prevalencia de un posible uso compulsivo de internet. Una puntuación mayor a 28 indica uso compulsivo. La evolución de la prevalencia ha aumentado con los años.

Por descontado, estos test deben ser realizados por profesionales de la psicología o centros de prevención y tratamiento de adicciones. Al igual que cualquier otro diagnóstico médico, la presencia de un profesional resulta indispensable, aunque existen algunas simplificaciones que pueden orientar a los padres, como es el caso de este cuestionario puesto en marcha por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

Evitar las adicciones a la tecnología

El teléfono móvil se ha convertido en los últimos años en la puerta ideal para las adicciones conductuales debido a la enorme variedad de entornos que pueden virtualizar: salas de juego y apuestas, videojuegos con mecánicas de tragaperras, redes sociales que fomentan el tiempo de exposición o sistemas de binge-watching en plataformas de vídeo, entre otros. Las consecuencias de la adicción al smartphone pueden ir más allá: un estudio realizado por tres universidades españolas entre casi 3.000 usuarios de teléfonos inteligentes acaba de concluir que las personas que hacen un uso abusivo del teléfono inteligente tienen más posibilidades de caer en las garras de la ciberdelincuencia.

Como en tantos otros entornos, la prevención es una mejor estrategia que el tratamiento. Este aparece cuando no existen mecanismos de protección a los menores, o no funcionan como deben. En el informe Aprende a convivir con el móvil (2018), una guía orientada a familias, establecen la necesidad de fomentar el autocontrol y saber decir ‘no’ a algunas solicitudes.

Dado que los niños y adolescentes aprenden por imitación, los adultos podemos dar ejemplo con nuestro comportamiento. No usar el teléfono durante las comidas, no permitir que interrumpa las conversaciones, que los niños no nos vean contestando inmediatamente a los mensajes, apagar el teléfono por la noche, etc, son algunos de los consejos.