Ha llegado septiembre. El mes de los nuevos comienzos, de la vuelta a la rutina. El mes donde tenemos las pilas recargadas para el invierno, guardamos las maletas y preparamos los despertadores. Se acabaron los atardeceres en el chiringuito de la playa y las comidas y cenas después del chapuzón en el mar. Ha llegado la hora de recordar todo lo bueno, de revelar los recuerdos de los últimos meses y de afrontar el último tercio de año con ganas. Ahora es tiempo de empezar los colegios, institutos, universidades. Es hora de volver al trabajo, pero ¿de forma presencial?
En 2019, solo el 4,8 % de los trabajadores tenían la oportunidad de teletrabajar en España, según datos del INE. Una cifra que era muy lejana a países europeos como Finlandia, que tenía un 13,3 %, o Países Bajos con un 14 %. Como ya hemos visto, la llegada del coronavirus revolucionó numerosos sectores y el teletrabajo se convirtió en una obligación para salvaguardar nuestra salud. Desde ese momento, según una encuesta realizada por el Banco de España, un 80 % de las empresas ha aumentado el teletrabajo, con el objetivo de que su actividad se resienta lo menos posible en la situación que vivimos actualmente. Como vemos, la nueva realidad post-pandémica ha transformado el modo de trabajar. El teletrabajo ha llegado para quedarse, de forma más o menos combinada con la presencialidad, en numerosos puestos.
Derecho a la desconexión digital
La digitalización ha implicado grandes avances en nuestro día a día, pero muchos empleadores se olvidan del derecho a la desconexión digital. Y tenemos derecho, según la Ley Orgánica 3/2018 de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales. Además, hace casi un año, el 22 de septiembre de 2020, el BOE publicó el Real Decreto-ley 28/2020 de trabajo a distancia, que comenzó a tener sus efectos a partir de octubre de 2020. En el artículo 18 del Real Decreto-ley se declara que “las personas que trabajan a distancia tienen derecho a la desconexión digital fuera de su horario de trabajo. El deber empresarial de garantizar la desconexión conlleva una limitación del uso de los medios tecnológicos de comunicación empresarial y de trabajo durante los periodos de descanso”.
Con la llegada del teletrabajo, los dolores cervicales y la tensión muscular, la alimentación y la falta de descanso y ejercicio, además del uso de pantallas pueden ser un detonante para sufrir el ‘síndrome del cuello roto’. En su momento desde Levanta la cabeza ofrecimos algunos consejos para teletrabajar y evitar esta patología.
Pero, además, con esta situación se ha desdibujado la separación entre el ámbito profesional y personal. La desconexión laboral y digital cuando se trabaja en casa es difusa, ya que el lugar de descanso y de trabajo es, visto de manera superficial, el mismo. Por aquí te dejamos seis consejos para que tu vuelta a la rutina sea mucho más fácil si trabajas desde casa:
Divide el espacio
Delimita claramente el espacio que decidas para trabajar. Lo ideal es que tuvieses tu propio cuarto como despacho lo más parecido a la oficina donde trabajes. Acude a tu espacio solo y exclusivamente para trabajar. Los expertos señalan que es un error empezar a trabajar en la cama o en el comedor con la televisión encendida. Si por espacio no es posible que tengas un lugar habilitado para tus quehaceres, aplícalo a una mesa y distínguelo lo máximo posible del contexto de ocio. Haz que la mesa y la silla cumplan las condiciones ergonómicas y procura que tenga luz natural para no recibir únicamente la de tu pantalla.
Inicio y fin de la jornada laboral
Esto es uno de los mayores problemas que han surgido para regular el teletrabajo. Que estés en casa no significa que vayas a contestar emails fuera de tu horario laboral o que sigas trabajando como excepción puntual. Al igual que haríamos en la oficina, tu jornada tiene un horario de inicio y de fin. Como trabajadores, tenemos el derecho a apagar los dispositivos cuando termine la jornada y a desconectar cuando cumplamos nuestras obligaciones. Planifícalo y sé realista.
Organización y disciplina
La autodisciplina es esencial. No hay jefes ni compañeros a tu alrededor que estén ejerciendo presión para que termines y hagas la entrega de tu trabajo. Organízate la semana los lunes y márcate unos objetivos por día para que no procrastines mientras encuentras el ‘qué debes hacer’ en ese momento. Hazlo de forma tradicional con agenda y boli o utiliza las herramientas online para poder lidiar con cada tarea. Sé sincero/a para marcar tus objetivos y no te olvides de que tienes unos horarios y una jornada laboral con unos tiempos establecidos.
Haz descansos
Si cumples con tus objetivos y te planteas metas de forma realista, trabajar en casa es sinónimo de un incremento de la concentración. Tienes menos distracciones, tus compañeros de trabajo no pululan a tu alrededor y hay menos interrupciones mientras estás trabajando. Aún así, estar sentado todo el día frente a la pantalla del ordenador puede ser perjudicial. Desde Levanta la cabeza te recomendamos utilizar la regla 20-20-20. Esta pauta define que por cada 20 minutos que pases delante de una pantalla debes mirar a algo que se encuentra a unos 20 pies (6 metros aproximadamente) durante 20 segundos. Este truco está diseñado por Jeffrey Anshel, un optometrista californiano, como un recordatorio sencillo para tomar descansos y evitar la aparición de molestias.
Fuera el pijama
Ponte en ‘modo trabajo’ y deja de lado el pijama. Hay que vestir cómodo, pero presentable, aunque ese día no vayas a tener una videollamada. El cambio de chip en esto es esencial. Lo ideal es vestirse con prendas ‘de calle’, cómodas e informales porque, aunque no lo parezca, la sensación de trabajo y responsabilidad aumentará con la vestimenta adecuada.
Desconecta al acabar el trabajo
Esta es una de las claves para no acabar saturado cuando teletrabajas. Ahora que podemos salir, es necesario airearnos un poco y salir de la zona en la que has trabajado durante todo el día. Un poco de deporte, ir a hacer la compra, dar un paseo acompañado o en solitario, o relacionarte con otras personas. La clave es despejar la mente y dejar atrás el espacio de trabajo por unas horas para no perder la motivación. La desconexión no solo es una necesidad, también es un derecho de todos. Levanta la cabeza y ten tu mente ocupada en otras cosas que te interesen y completen.
Sigue estos consejos (no todos a la vez, poco a poco) y la vuelta al (tele)trabajo será más llevadera. ¡Ánimo!