Celia entreabre un ojo, revisa la hora y se da la vuelta en la cama. De pronto le llega una notificación y el representante de su agencia se ha encargado de organizarle el día. Tiene que subir unos stories a Instagram con el desayuno que le llegará en breve a casa, y después se tendrá que conectar a una videollamada con la próxima marca con la que colaborará para organizar el contrato. A las 14 horas tiene programada una comida en uno de los mejores restaurantes de su ciudad, y por la tarde asistirá a un evento del próximo lanzamiento de una marca de deportivas. Unas fotos por aquí, unas publicaciones por allá, algún que otro tuit y responde comentarios de sus seguidores sobre la vestimenta que lleva hoy. Así puede ser un día cualquiera de los llamados 'influencers', un perfil profesional que crecido más que nunca a lo largo de los últimos años en las redes sociales.

Los creadores de contenido son personas entusiastas capaces de marcar tendencia y de crear cambios en los hábitos de consumo a través del contenido que filtran y llega a sus seguidores. Su estrategia es el marketing. Los vínculos de colaboración entre las marcas y las empresas con aquellas personas que dan gran visibilidad en internet se han convertido en el pan de cada día. Pero puede que a los ‘influencers’ de carne y hueso les haya salido un competidor… no humano.

Imagínate ahora a Celia, la ‘influencer’ ejemplo de este artículo, en la pantalla de un ordenador. Un equipo de profesionales crea un avatar lo más similar a un humano que está entreabriendo un ojo, subiendo unos stories con el desayuno y siendo imagen de las nuevas deportivas que se lanzarán al público en las próximas semanas. Puede parecer irreal, pero no lo es. Los ‘influencers’ virtuales son perfiles en las redes sociales que tienen una imagen humana e incluso una historia personal. Son una nueva forma de ficción a través de publicaciones en las redes sociales. Al fin y al cabo, son marcas creadas para promocionar otras marcas. El escritor Jorge Carrión explicaba el pasado mes para The New York Times que “no cesa de aumentar el número de estudios de diseño que recurren a tecnologías de generación informática de imágenes 3D, realidad aumentada y aprendizaje automático para alumbrar ‘influencers’ no humanos”.

La primera se llama Lil

Lil Miquela se convirtió en la primera ‘influencer virtual’ que ha obtenido una dimensión global. Desde Los Ángeles llegó a Instagram en 2016 y en 2018 la revista Time la consideró en su ranking anual como una de las 25 personas más influyentes de internet. Ahora tiene más de 3 millones de seguidores en su perfil de Instagram donde comparte su día a día y promociona marcas. En TikTok también está dejando huella y cuenta con casi 3 millones de seguidores. Miquela te podrá sonar también porque en la última edición del festival de música Coachella, Rosalía subió una foto con ella presentándola como “su nueva amiga durante el festival”. La publicación se hizo viral y tiene más de 370.000 ‘me gusta’.

Otro caso de ‘influencer’ virtual conocida es el Shudu.Gram, la primera supermodelo virtual desarrollada digitalmente por Cameron-James Wilson. Tiene su propia agencia: The Digitals. Cuenta con casi 215.000 seguidores en Instagram. “Creé a Shudu en un momento de mi vida donde no sabía realmente lo que quería hacer. Decidí dar el salto después de ver vídeos en Youtube. Shudu se hizo viral porque en un primer momento tenía una base sólida y la gente quería saber más sobre ella. Luego la marca de cosméticos Fenty Beaaty reposteó una imagen suya”.

La clave para que las marcas confíen en este tipo de seres influyentes virtuales es la capacidad de control. Estos avatares tienen una vida controlada, alejada de polémicas y errores que puede cometer cualquier ser humano cotidiano. Un paso en falso podría afectar negativamente a la imagen de una marca y con estos seres virtuales este peligro no acecha. Detrás de ellos están importantes agencias de publicidad y marketing. Marcas que crean otras marcas y su objetivo es acumular miles de seguidores en los que influir y así orientar sus decisiones de compra.

Entre Barcelona y Los Ángeles

En España, el primer ‘influencer’ virtual fue David Backpaker, creado por la agencia H2H para comprobar el alcance de este tipo de ‘influencers’. Llegó a Instagram en noviembre de 2018 y su última publicación es de septiembre de 2019. Cuenta con casi 12.000 seguidores y se describe como “dreamer and traveler”. Su perfil, especializado en viajes, está modelado con imágenes 3D sobre una persona real. No ha debido de tener el éxito esperado porque ya no hay contenido reciente en su perfil. Sin embargo, el cantante Pol es una nueva revolución. Este ‘influencer’ virtual español vive entre Barcelona y Los Ángeles y llegó a Instagram en mayo de 2020 con su primera publicación en el perfil. Ya cuenta con más de 30.000 seguidores. Con solo 19 años es cantante y compositor, y ha publicado su primer lanzamiento musical “What we are good at” que ya supera las 20.000 reproducciones en Spotify. La revista Vein ha creado su propia sección donde Pol entrevistará a talentos de la escena local como otros ‘influencers’, cantantes, comunicadores y DJ.

Por último vamos a recordar que también se puede convertir en prescriptor un deepfake de un personaje muy conocido y fallecido hace años. La cantante Lola Flores ha sido protagonista de un anuncio de cervezas donde mediante un vídeo falso, creado mediante inteligencia artificial, hemos visto 'revivir' a la Faraona. Qué cosas.