El ensayo, similar al que ya se ha probado en otras ciudades como París, Berlín o Tokio, se ha puesto en marcha en Madrid, y constituye el primer paso antes de disponer de una red de vigilancia que teste la efectividad de las políticas de control y mitigación de las emisiones de los gases de efecto invernadero en las grandes ciudades.

La investigadora Omaira García, del Centro de Investigación Atmosférica de Izaña (Tenerife) y responsable de este proyecto, ha subrayado la importancia de este tipo de mediciones para conocer las concentraciones de dos de los principales gases de efecto invernadero en un ambiente muy densamente poblado como es Madrid.

Las zonas urbanas concentran el 70 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono en el mundo y hasta el 50 por ciento de las emisiones globales de todos los gases de efecto invernadero, ha recordado la investigadora

Pero ha incidido también en diferenciar este nuevo experimento de las estaciones que miden la calidad del aire en las ciudades, cuyos efectos son a corto plazo más dañinos para la salud y que determinan y justifican en ocasiones medidas como la restricción del tráfico o la limitación de la velocidad.

Las estaciones de calidad del aire miden otro tipo de contaminación (el dióxido de nitrógeno o las partículas en suspensión), más perjudiciales a corto plazo pero que se volatilizan con más rapidez en la atmósfera, y el nuevo instrumento que se ha puesto en marcha mide los gases de efecto invernadero, que permanecen durante más tiempo y cuyos efectos son evidentes a largo plazo ya que son responsables del calentamiento global.

Los resultados preliminares, según ha adelantado Omaira García, ya han revelado que las concentraciones (no las emisiones) de dióxido de carbono son mayores en el sur de la ciudad que en norte debido al régimen de vientos de la ciudad.

Las estaciones que se han instalado -que se complementan con dos vehículos que recorren varias veces al día las vías de circunvalación- toman las mediciones en un punto en las afueras de Madrid, antes de que la masa de aire penetre en la ciudad, y después, cuando esa masa ya ha cruzado la capital y arrastrado consigo todos los componentes que se pretende medir con este experimento.

Como principales responsables de las emisiones de dióxido de carbono en las ciudades la investigadora ha citado el tráfico y las calefacciones, y del metano las plantas de gestión y tratamiento de los residuos urbanos y las fugas de los vehículos propulsados por gas.

El experimento servirá para cuantificar en tiempo real y de una forma exacta esas concentraciones de gases de efecto invernadero. Además, en el futuro podría ser una de las herramientas fundamentales para adoptar soluciones e implementar políticas que contribuyan a controlar y mitigar los efectos del cambio climático.