¿Cuántos de nuestros kilos de más son consecuencia del móvil? Los patrones de obesidad no son consecuencia única del acceso a la comida. Múltiples estudios relacionan la obesidad con el uso del smartphone, además de otros hábitos ya conocidos como el sedentarismo, el uso del coche o la comida rápida.
En ocasiones la obesidad precede del uso del móvil como refugio (por ejemplo, un adolescente que no juegue con sus compañeros en el recreo), y en otras ocasiones un mal uso del teléfono influye en obesidad (por ejemplo, al comer distraídos). En ambos casos salir de la espiral que se forma es compleja.
Ningún hábito, tecnológico o alimenticio, sucede ‘sobre la nada’: todos necesitan entornos que favorezcan su comportamiento. Por ejemplo, un sofá cheslong cómodo favorecerá ver la televisión tumbado, mientras que uno más sobrio empujará a la gente a sentarse o incluso realizar más actividades de pie.
Al igual que los entornos obesogénicos inciden a consumir comida y los entornos sedentarios a no gastar la energía obtenida con ella, se ha demostrado que determinados usos del teléfono móvil están relacionados con un aumento de peso por encima de lo que se considera saludable. Uno de los estudios más interesantes ha sido publicado en Plos One en 2018, y es interesante por el alto grado de complejidad del proceso que une ‘usar el móvil’ y ‘engordar’. En este estudio, la epidemióloga Naja Hulvej Rod y sus compañeras se centraron en estudiar cómo se utilizaba el teléfono por la noche.
En concreto, se centraron en adultos jóvenes con sueño interrumpido por el teléfono móvil, y la forma que esta interrupción “deteriora el sueño y con él indicadores de salud mental y física”. Entres sus conclusiones se destaca el aumento de sobrepeso derivado de un mal dormir por el uso de los móviles.
Otros modos en los que el teléfono está relacionado con el sobrepeso son más intuitivos que la interrupción de los patrones de sueño. Por ejemplo, aunque hay mucha gente que camina mirando la pantalla del móvil (un comportamiento llamado phonbie al juntar phone y zombie), es fácil entender cómo el uso del teléfono móvil empuja a la inactividad y al sedentarismo.
Es más fácil usar el móvil estando sentado que estando de pie, especialmente si se hace un uso intensivo. Según publicó el Colegio Americano de Cardiología (ACC) como resultado de un reciente estudio, el uso del smartphone “conduce a una disminución de la actividad física”. En dicho estudio se demostró cómo “los estudiantes universitarios que usaban sus teléfonos inteligentes cinco o más horas al día tenían un 43 por ciento más de riesgo de obesidad”.
Hace un año, os contamos en Levanta la cabeza los detalles de una investigación en la Universidad de Murcia que concluyó que el desarrollo tecnológico tiene más relación con el sedentarismo de lo que pensamos. Así, los ciudadanos de Dinamarca, Suecia o Países Bajos pasan más horas sentados que los de Rumanía, por ejemplo. Una inactividad que puede deteriorar la salud.
Ya mencionamos en su momento cómo los niños que ven más televisión son más propensos a la obesidad, en parte debido a la publicidad. Pero lo cierto es que el comer delante de cualquier tipo de pantalla o elemento distractivo tiende a hacer que no se preste atención a lo que se come.
Comer delante de una pantalla, especialmente si esa se tiene en la mano, implica entre otros (malos) hábitos:
- Masticar poco los alimentos, un comportamiento relacionado con la obesidad, la diabetes o los accidentes cardiovasculares.
- Priorizar alimentos malsanos. Se sabe que las personas que usan frecuentemente móviles a la hora de preparar la comida tienden a no elegir frutas, verduras o ensaladas. De hecho, tienen mayor probabilidad de optar por bebidas azucaradas.
- Ingerir mayores cantidades de comida. La distracción de una pantalla está relacionada con mayores ingestas debido a un mayor apetito o a no ser consciente de lo ingerido y, además, que se priorice la comida basura.
Ser consciente de lo que se está comiendo es clave para tener una buena relación con los alimentos. Con un móvil en la mano, este hábito es prácticamente imposible. Hacer un uso responsable de una tecnología al alcance de la mano es complejo, pero existen formas de dejar el móvil de lado.