Los homínidos somos capaces de andar y correr sobre nuestras extremidades inferiores. Es una de las características que nos hace diferentes. Los científicos aseguran que el ser humano está más preparado para las carreras de resistencia que para la velocidad y que caminar erguido nos sirvió para ver el mundo de forma distinta y nos dejó las manos libres para hacer otras cosas. Esto ocurrió hace 2, 3 o 6 millones de años. Quién sabe, pero fue fundamental en la evolución de la forma de nuestro cuerpo, en la evolución humana. Hoy, en plena era digital y con una pandemia que nos empuja a movernos menos, a teletrabajar y a estar más pendientes de una pantalla que de otras cosas más importantes, el sedentarismo supone un problemón, para la salud y no sabemos si también afectará a la evolución de la especie.

Hace pocas semanas, un profesor, un estudiante y un investigador de la Universidad de Murcia recordaban una escena de la película Wall-e (Pixar) en la que los humanos, después de sobreexplotar el planeta y convertirlo en inhabitable, vivían plácidamente en unos cruceros espaciales. Allí, las personas tenían de todo, pero su cuerpo había evolucionado: ya no estaba erguido, era redondo y estaba en posición de descanso continuo. Vamos, que todos éramos muy gordos y estábamos todo el día sentados.

Ernesto de la Cruz, Antonio Moreno y Jesús García usaron esta secuencia para argumentar en un artículo en The Conversation que “el avance digital nos detiene”. Es verdad que los adelantos en la ciencia, la medicina, la tecnología o la alimentación nos sitúan en el mejor de los momentos para la especie en términos de salud. También es cierto que nunca ha habido menos personas –aunque todavía sean muchas– por debajo del umbral de la pobreza y que la esperanza de vida ha aumentado, pero todas esas buenas noticias no deben eclipsar otras consecuencias de la evolución: A más tecnología, más tiempo pasamos sentados. Somos seres digitales, pero seres inactivos por muchos runners que haya por calles y parques.

Horas de sofá

El equipo de la Universidad de Murcia ha analizado el nivel de digitalización de los países de la Unión Europea y el tiempo que los habitantes de esos países pasan sentados. Y los resultados son curiosos. El Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI) evalúa el uso de internet, la conectividad y la integración de la tecnología digital, entre otros apartados. Pues bien, Dinamarca, Suecia y Países Bajos se encuentran en las posiciones primera, tercera y cuarta, respectivamente, de un total de 28 países europeos analizados. Son los más desarrollados tecnológicamente. Ahora bien, si nos vamos a los minutos al día que sus ciudadanos pasan sentados, ocupan los tres últimos puestos. Los holandeses pasan 6,5 horas al día sentados, los daneses alrededor de 6 horas y los suecos más de 5,7 horas. En cambio, en países con el índice DESI más bajo, como es el caso de Rumanía, sus ciudadanos apenas sobrepasaban las 4 horas sentados. Si vemos que ocurre con los españoles, no salimos mal parados. Estamos en la mitad de la tabla, tirando hacia arriba, en cuanto a tecnología, y en la parte más baja –la buena– en cuanto a sedentarismo, con 4,5 horas dedicadas al sofá.

“Por cada décima que un país avanza en el indicador DESI, la inactividad media de su población se incrementa en 12.76 minutos”, concluyen los investigadores españoles, que alertan de los efectos perniciosos para nuestra salud. Avanzar tecnológicamente también requiere “criterios de salud y sostenibilidad. La digitalización puede deteriorar su salud. Cuídese. Suelte el móvil, levántese y estire las piernas”, concluyen.

Que tener conexión a internet y disponer de dispositivos electrónicos (smartphone, tableta, ordenador, etc.) está asociado con el sedentarismo parecía obvio, que el coste para nuestra salud de la digitalización no es una broma, es lo que deberíamos asumir. Sin olvidar a los menores. Varios estudios han alertado del sedentarismo infantil ocasionado durante la emergencia sanitaria y los confinamientos por la COVID-19. Según los informes recopilados por el Instituto Tecnológico de Producto Infantil y de Ocio y presentados en el marco de la ‘Guía Aiju. Juego y juguete 2020-2021’, la pandemia ha agravado el sedentarismo y la falta de actividad al aire libre de los niños y niñas de hasta 12 años. [[LINK:EXTERNO|||https://compromiso.atresmedia.com/levanta-la-cabeza/actualidad/guia-familiar-reducir-dosis-pantallas_202010065f7bf9e98f2c3c0001da192d.html|||El uso –y abuso– de pantallas]] ha sido el principal hándicap. La media de minutos dedicados a videojuegos se ha doblado y se ha desplomado los minutos de juego al aire libre. Hay que recordar que se decretó el cierre, durante el primer confinamiento y parte de la desescalada, de las zonas infantiles en los parques, lo que no ayudó mucho a luchar contra el sedentarismo infantil.