Teresa (14 años) dedicará hoy un buen rato –unos 65 minutos, según la plataforma Qustodio– a ver y compartir videos en TikTok, su red social favorita y la que arrasa entre sus pares desde que estalló la pandemia. También se pasará por Instagram, regalará unos cuantos likes, escribirá algún comentario y subirá un par de fotos de su última salida con las amigas. Su rutina digital incluirá varias visitas a Whatsapp para chatear. Según el Estudio de Redes Sociales que elabora IAB Spain, este tiempo en estos primeros meses de 2021 ha subido hasta los 81 minutos.
Según la asociación de consumidores AVACU, el 68 % de los niños entre 10 y 12 años usa alguna red social, porcentaje que sube con la edad. De media, cada niño consigue unos cien seguidores en cada cuenta, pero menos de la mitad son amigos en la vida real (dato de Internet Matters). Además, casi uno de cada cuatro tiene público su perfil, a la vista de todos.
Los menores no son muy conscientes pero, al tiempo que se entretienen, comparten en la red un exceso de datos e información personal, se sobreexponen. Es lo que en la jerga virtual se conoce como oversharing. Este contenido es susceptible de ser utilizado por otros y, según señala Qustodio, los expone a riesgos como la suplantación de identidad, pornografía infantil o secuestro. La ciberdelincuencia no es el único peligro, el rastro que van creando –su huella digital–, muy difícil de borrar, puede ponerles en aprietos en el futuro, por ejemplo, a la hora de buscar trabajo. Según IAB Spain, prácticamente la mitad de los usuarios se ha planteado dejar de utilizar una red social por miedo a que se filtre información personal, pero solo un 11 % ha dejado de usarla definitivamente.
“Nunca sabes quién está consumiendo tu contenido y qué será de él en unos años. Es muy importante que esa trazabilidad la tengamos muy en cuenta y que los padres eduquen en este sentido”, comenta Eduardo Cruz, CEO de Qustodio, que destaca que no se está cumpliendo la edad mínima (13 años) para tener cuenta en una red social.
La Oficina de Seguridad del Internauta ha publicado una guía donde especifica qué información nunca debemos compartir en Internet:
- Correo electrónico y número de teléfono
Aunque es habitual usarlos para registrarnos en sitios webs, al compartirlos libremente podríamos ser víctimas de spam, phishing u otros ciberataques.
- Dirección y ubicación
No queremos dar pistas a los delincuentes de dónde vivimos, qué sitios frecuentamos o cuándo no estamos en casa.
No sabemos dónde pueden acabar las imágenes ni quién puede acceder a ellas.
- Fotos comprometedoras
Puede tener graves consecuencias como la sextorsión o el ciberacoso, además del impacto en nuestra identidad digital.
- Documentos personales
Al revelar el DNI o nuestros datos bancarios nos exponemos a una suplantación de identidad o a su uso fraudulento.
- Opiniones, quejas, comentarios comprometidos
Es habitual compartir opiniones en Internet, pero un comentario subido de tono puede ofender a alguien que no se tome bien nuestras palabras.
- Conversaciones privadas o fotos de terceros sin su permiso
Especialmente si contienen información que podría considerarse revelación de secretos.