¿Tecno-optimista o tecno-pesimista? Si fuera por el cine, el panorama sería inquietante. Pocas películas que tengan a la tecnología como coprotagonista pintan una realidad amable. Al final, ganan las distopías donde las máquinas terminan por tomar conciencia y rebelarse o los relatos donde el uso que le damos a las innovaciones tecnológicas solo pretende el control social. Aunque en la ficción somos ciberescépticos, casi todos confiamos en que el desarrollo tecnológico ayude a la humanidad a llegar a una bienestar compartido, a una realidad más justa y equitativa.

Sin embargo, el día a día es más tozudo. Términos como desigualdad o brecha digital se han incorporado a nuestra conversación. Mientras más de la mitad de la población mundial utiliza internet, más de 800 millones de personas carecen de acceso a la electricidad. Mientras generamos millones de toneladas de residuos tecnológicos, hay casi 30 millones de desplazados por la degradación medioambiental. Y la pandemia del SARS-CoV-2 no ha hecho más que acrecentar esa desigualdad y ahondar las brechas. No es menos cierto que la tecnología –sobre todo la inteligencia artificial (IA), la robótica y la conectividad móvil– está jugando un papel esencial en la lucha contra el coronavirus.

Joan Fontrodona, director del Departamento de Etica Empresaial del IESE Center for Business in Society, hizo esta reflexión hace justo un año, dentro de la investigación 'Tecnología con propósito' (Fundación Codespa): “Me suena a utópico eso de la tecnología como un bien común, que conseguirá a medio o largo plazo que no haya excluyentes ni excluidos, porque esto no ha pasado con ningún bien en la humanidad hasta ahora: no ha pasado con el dinero, la salud, la educación, la sanidad, el acceso al agua (…) ¿Qué la tecnología va a mejorar la vida de mucha gente? Sí. ¿Qué va a mejorar la vida de todo el mundo y que todo el mundo va a ser igual? No”.

Depende de qué y cómo la diseñemos y para qué la usemos, la tecnología puede convertirse en una gran fuerza transformadora, pero como dice Chalres Kenny, miembro principal del Centro para el Desarrollo Global, no es una “bala de plata, una solución reparadora para enmendar los problemas de educación y empleo de los jóvenes en los países en desarrollo”. Invertimos cifras inimaginables en que las máquinas aprendan para que luego puedan echarnos una mano (inteligencia artificial) y cada vez estamos más perdidos en cómo mejorar el sistema educativo, en hacer que los seres humanos más jóvenes aprendan a ser ciudadanos preparados y con pensamiento crítico. Y en estas llegó el latigazo de la pandemia. La COVID-19 ha creado un mantra: El coronavirus ha acelerado la transformación digital. Y también una certeza: la brecha digital se ha ampliado.

Digitalización
Digitalización | Prodigioso Volcán

Los gobiernos, a través de Naciones Unidas, se han propuesto mejorar la vida en el planeta antes del año 2030. Los diecisiete ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de la ONU se han convertido en faro de gobiernos, empresas, instituciones académicas y científicas y ONGs. ¿Puede la tecnología contribuir de forma realista a cumplir con esos diecisiete retos? La iniciativa Digital Future Society, impulsada por el Gobierno de España y Mobile World Capital Barcelona para conectar a expertos y buscar soluciones, ha publicado el informe 'Riesgos y oportunidades de la tecnología emergente en la década climática', donde asegura que las herramientas tecnológicas emergentes pueden impactar positivamente en 103 de las 169 metas descritas en los ODS de Naciones Unidas.

La tecnología es un arma de doble filo. Puede mejorar la eficiencia energética, optimizar la movilidad y los flujos de transporte, reducir la demanda de materias primas, mejorar la resiliencia de las comunidades locales… pero también deja su huella. Solo un ejemplo: en Europa, el sector de la tecnología de la información y la comunicación (TICs) está consumiendo el 10 % de la electricidad total consumida en la UE. La huella de carbono es similar a la que producen las emisiones asociadas con el consumo de combustible del transporte aéreo. Por no hablar de los sistemas de vigilancia masiva que se están perfeccionando en un escenario pandémico.

Según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), alrededor de 40 tecnologías emergentes tienen un impacto positivo en el cumplimiento de los ODS. Incluso la propia ONU está desarrollando un software de inteligencia artificial (IA), llamado Inferencia de Prioridades Políticas (PPI, en sus siglas en inglés), que podrá predecir qué pasaría si un gobierno invirtiese dinero en un proyecto en lugar de en otro. Las simulaciones realizadas por la inteligencia artificial son una simplificación de la realidad, reconocen sus creadores, pero si ayuda a disminuir brechas, bienvenida sea.

Aquí os dejamos algunos casos prácticos donde tecnologías concretas impactan en distintos objetivos de las Naciones Unidas. "Las soluciones digitales deben ser intuitivas, accesibles y fáciles de usar, así como competitivas", explican desde Digital Future Society.

ODS 1 Fin de la pobreza: Big data

No nos iremos muy lejos. En cualquier barrio, pueblo o ciudad, el comportamiento de sus ciudadanos genera datos, miles de datos. Ahora que estamos siendo más cautelosos con la cesión de nuestros datos privados a empresas que solo buscan el beneficio, esa misma información puede servir a las administraciones públicas para mejorar la vida de las personas. Es lo que ocurre con Habits Municipios, una herramienta de big data creada por la empresa catalana AIS Group que ya usan algunas corporaciones. Habits proporciona 1.300 indicadores y su evolución a lo largo del tiempo que pueden servir para que los ayuntamientos redirijan sus políticas sociales en beneficio de los más vulnerables. Gasto energético, tasa de población en riesgo de pobreza, ingresos medios, gasto en la cesta de la compra o el ocio, uso de transporte, consumo de cultura, etc… Si un ayuntamiento conoce mejor las necesidades de la ciudadanía, puede actuar de forma más certera

ODS2 Hambre cero. Conectividad móvil

Las iniciativas sencillas pueden ser las más disruptivas. En muchos países emergentes, comunidades de agricultores reciben a través de SMS en sus teléfonos móviles alertas e información sobre previsiones del tiempo o precios de mercado que les permiten tomar decisiones de forma anticipada para mejorar sus cultivos. Otro caso práctico lo lleva a cabo la Fundación Vodafone, que ha diseñado unas pequeñas cajas que proporcionan conectividad de forma instantánea a víctimas de emergencias humanitarias que necesitan ponerse en contacto con sus seres queridos.

Conectividad
Conectividad | Prodigioso Volcán

ODS 3 Salud y bienestar. Internet de las cosas (IoT) y big data

Tecnologías como el Internet de las cosas (IoT) –aparatos y objetos conectados a internet e interconectados para enviar y recibir datos­–, el big data, la impresión 3D, la WiLD (Wifi de larga distancia) o la robótica están colaborando a mejorar la asistencia sanitaria. El caso de la IoT es uno de los más llamativos. Miles de sensores colocados en infraestructuras remotas sirven para hacer mediciones sin necesidad de desplazamientos. El informe ‘Tecnología con propósito’ de la Fundación Codespa explicaba dos casos concretos: un proyecto español implementado en República Dominicana donde una red de sensores servía para seguir y monitorizar pacientes para reducir la tasa de muertes maternas y neonatales en el país caribeño. Y otro llevado a cabo en India por el Banco Mundial que a través de sensores ubicados en hogares consigue localizar viviendas con niveles tóxicos de monóxido de carbono. Con el coronavirus hemos visto que el análisis de datos puede ayudar al rastreo de contagios, a la proyección de brotes o la monitorización de pacientes.

Tecnologías emergentes
Tecnologías emergentes | Prodigioso Volcán

ODS 4 Educación de calidad. Plataformas digitales

Lo hemos comprobado durante el primer confinamiento. La educación online y el uso de plataformas digitales, tanto para hacer videollamadas entre alumnos y profesores como para almacenar y compartir información o para ayudar a la tutorización de los estudiantes, han sido claves. Es cierto que la brecha digital ha evidenciado la la vulnerabilidad de muchas familias, sobre en dispositivos, conectividad y habilidades. Una plataforma mundialmente conocida es la Khan Academy, una gran escuela virtual y gratuita creada en 2006 por el profesor Salman Amin Khan donde el alumno aprende guiado por profesores. Tiene más de 60 millones de usuarios registrados. La realidad aumentada y la realidad virtual son otras dos herramientas que en un futuro cercano pueden jugar un papel importante en la enseñanza.

ODS 10 Reducción de las desigualdades. Realidad virtual y aumentada

La concienciación y sensibilización también son importante a la hora de disminuir la desigualdad. El Comité español de la ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados) ha utilizado la realidad virtual para que cualquier ciudadano pudiese experimentar en primera persona el drama de los refugiados sirios. Con materiales grabados en los campamentos de Zaatari y Azraq, donde viven más de 100.000 personas, la intención es captar fondos para ayuda humanitaria.

 Infraestructuras tecnológicas
Infraestructuras tecnológicas | Prodigioso Volcán

ODS 13 Acción por el clima. Big data

Desde la llegada de la pandemia no hablamos de otra cosa. Los ingentes datos que generamos con nuestro quehacer diario a través del teléfono móvil, la tarjeta bancaria o la navegación en Internet no solo deben servir para analizar tendencias o hacer previsiones de consumo. La empresa española Vizzuality es especialista en visualizar datos que ayuden a luchar contra la deforestación y el cambio climático. Si gobiernos y organizaciones internacionales poseen información en tiempo real de lo que está provocando el cambio climático, pueden actuar de forma más eficaz. En el informe ‘Tecnología con propósito’, su responsable lo explicaba de manera sencilla: “Si sabes que en una zona de África hay pueblos nómadas que viven del pastoreo y que las lluvias cortas en verano hacen crecer la hierba y las largas mantienen los pasto, y mezclas esos datos con el número de hijos por familia con la información meteorológica, las administraciones públicas y las ONG podrán saber dónde afectará más el cambio climático y les permitirá actuar antes de tiempo”, asegura David González, fundador de Vizzuality.

Big data
Big data | Prodigioso Volcán

ODS 14 Vida submarina. Inteligencia artificial

Recientemente se ha conocido que científicos de las universidades de Texas y California han desarrollado un software de inteligencia artificial con un sistema de grabación de sonido subacuático que sirve de alerta para que los grandes mercantes puedan reducir su velocidad y evitar colisiones con grandes cetáceos en peligro de extinción. Otras herramientas como big data, GPS, drones y cámaras térmicas también están ayudando a salvar muchos ejemplares de animales en riesgo.

ODS 16 Paz, justicia e instituciones sólidas. Blockchain

Organizar la ayuda internacional en diásporas y desplazamientos forzados motivados por la emergencia climática o conflictos armados para que llegue directamente a la persona necesitada es una de las cuestiones logísticas más importantes. El blockchain (cadena de bloques) es un mecanismo tecnológico que garantiza las transferencias monetarias o los registros de propiedad e identidad sin intermediarios y de una forma fiable. Según el Foro Económico Mundial, esta tecnología de bloques y encriptación tiene un gran potencial para a transparencia y trazabilidad de las cadenas de suministro. El blockchain también está sirviendo para el ODS 5 (Igualdad de género), ya que permiten empoderar a mujeres en situaciones de crisis humanitaria creando y almacenando identidades digitales, supervisando la recepción de microcréditos o monitorando los programas de capacitación técnica.

No se puede negar ya que la pandemia ha acelerado la transformación tecnológica en administraciones públicas y organizaciones empresariales, también ha logrado una conexión planetaria entre la comunidad científica. Telemedicina, respiradores de 3D, robots de desinfección de espacios públicos y para la realización de pruebas de coronavirus, y droides que controlan la temperatura o transportan medicamentos son algunas de las innovaciones tecnológicas frente a la COVID-19.