Verano, viajes y redes wifi públicas es todo uno. Llegan las vacaciones y salimos de casa. El consumo de datos del móvil parece ir a un ritmo vertiginoso cuando estamos lejos de nuestro router y comienza la búsqueda desesperada de una red wifi que dé algo de sosiego al gasto de datos. Tenemos que consultar dónde están los restaurantes más cercanos, el horario de una farmacia o dar un “paseo” por las redes sociales para localizar a nuestros amigos o ver qué pasa por el mundo.

Cada vez son más las grandes ciudades que ofrecen wifi gratuita, pero hay muchos municipios pequeños que también dan este servicio. Y no solo ciudades. Cientos de establecimientos ofrecen wifi gratis también para atraer público: cafeterías, bares, tiendas, hoteles, medios de transporte y hasta centros comerciales reclaman así una mayor presencia de clientes, especialmente jóvenes.

Pero no todas las redes son seguras. Ni en verano, ni en invierno, pero especialmente ahora, que es cuando más uso se hace de ellas. Según Eurostat, España fue el país de la UE con más internautas víctimas de algún robo de identidad durante 2019. Un 7 % de los usuarios de internet fueron víctimas, tres puntos por encima de la media europea. Uno de los accesos para estos ataques son las redes wifi abiertas.

Principales riesgos de las redes wifi abiertas

Hoteles, puntos turísticos que nos invitan a conectarnos de manera gratuita… Las redes abiertas ya están por todas partes. Y también lo están los riesgos que corremos al conectarnos a ellas: ataques de diferentes tipos, falta de seguridad, amenazas a la privacidad. Estos son algunos de ellos:

  • Los ciberatacantes pueden entrar en nuestro ordenador o nuestro móvil y leer cualquier tipo de dato que transmitamos (aquí las posibilidades son infinitas: contraseñas, claves del banco, mensajes personales, fotos…).
  • Cuidado con el ataque MITM (Man in the middle o también “Hombre en el medio”). Básicamente, consiste en interceptar la comunicación entre dos o más interlocutores. Para ello, alguien anónimo llamado “X” se sitúa entre ambos e intercepta los mensajes de A hacia B, conociendo la información y a su vez dejando que el mensaje continúe su camino.
  • Las redes públicas abiertas permiten a los malos contagiar nuestros dispositivos con todo tipo de virus y malware
  • Lo que creemos que puede ser la red wifi de un hotel o un restaurante en el que estamos sentados comiendo bien podría ser una red falsa para conseguir infiltrarse en el ordenador portátil o el teléfono móvil de los clientes.

Por eso es tan importante utilizar herramientas como las VPN (Virtual Private Network o Redes Virtuales Privadas). Son el mejor mecanismo de defensa a la hora de conectarse a una red wifi pública. Se trata de un software que crea una conexión segura a Internet entre el usuario y un sitio web o aplicación a la que se está intentando acceder. Cuando nos conectamos a una VPN, el tráfico se redirige a través de un servidor VPN seguro, que nos asigna una nueva dirección IP, y luego a su destino. Entonces, una buena VPN nos protegerá en línea al encriptar el tráfico web, salvaguardando nuestra privacidad al ocultar la dirección IP real.

¿Qué podemos hacer para no quedar expuestos si no contamos con una VPN?

A pesar de contar con esta herramienta de protección, hay veces que por diferentes motivos no resulta fácil acceder a ella o no la tenemos instalada, o tal vez solo necesitamos conectarnos unos segundos para comprobar, por ejemplo, si hemos recibido un ingreso en nuestra cuenta bancaria que estábamos esperando. En estos casos, es importante seguir las siguientes recomendaciones:

  • Lo primero es borrar nuestro rastro digital, es decir, eliminar todas las cookies, el historial de navegación, los archivos temporales del navegador… Por supuesto, cerrar todas las sesiones que hemos abierto con contraseña.
  • Las redes sociales pueden ser una puerta de entrada a nuestros datos para los hackers, por eso es muy recomendable cambiar de contraseña cada vez que entramos y salimos, reforzar la seguridad y, sobre todo, no olvidarnos de cerrar sesión cada vez que salgamos.
  • La información bancaria es una de las que más peligro corren. Lo más recomendable es no entrar en nuestra cuenta bancaria desde una red wifi pública jamás. Si lo hacemos, quedaremos expuestos y probablemente no detectaremos que alguien ha accedido a nuestras cuentas hasta que haya pasado un tiempo.
  • Los archivos son también otra puerta de entrada a nuestros dispositivos, por lo que no es recomendable descargar los adjuntos, ya que es muy probable que puedan contener malware. Solo es aconsejable abrir los archivos que estemos esperando y que sean de origen confiable.
  • Si vamos a utilizar el correo electrónico para enviar fotos o compartir información durante las vacaciones, se recomienda no utilizar la misma cuenta en la que se cuente con información sensible.
  • Existe también el peligro de la suplantación de identidad: para los cibercriminales es muy sencillo conseguir redirigir el tráfico desde tu dispositivo a páginas fraudulentas que imitan la apariencia de webs familiares para el usuario, como servidores de correo electrónico, etc. y hacerse con sus datos. Pon mucha atención a las webs que visitas, podrían ser una falsificación.
  • Por todo esto es necesario instalar un antivirus en el propio teléfono móvil. Es fundamental contar con un software de seguridad que proteja los accesos y la información que almacenan nuestros móviles o dispositivos con conexión a internet.

En conclusión, la digitalización segura comienza por los usuarios, y es preferible contratar una tarifa con más datos para poder conectarnos de manera segura que pasar el verano expuestos porque alguien ha entrado en nuestro dispositivo. O, mejor, aprovechar las vacaciones para alejarse de los dispositivos, levantar la cabeza y hacer una desconexión total.