El uso muy intenso o abusivo de las tecnologías dentro del aula (más de dos veces a la semana) afecta negativamente al rendimiento de los estudiantes en matemáticas. Investigadores de la Fundación COTEC y de la Fundación ISEAK han podido comprobar esta disminución del rendimiento académico en las 17 comunidades autónomas españolas y en 22 países europeos. Los resultados manifiestan que los países más avanzados, como Finlandia o Estonia, experimentan una penalización importante en términos de su desempeño en matemáticas por realizar un uso muy intensivo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Con este estudio, nos podemos encontrar que estudiantes que usan mucho la tecnología podrían obtener peores calificaciones. “Una limitación al hacer este estudio es que sí sabemos cuántas veces usan las TIC, pero no cuánto tiempo. El informe 'Tecnología en la educación' nos anima a hacer más estudios intensivos sobre esto; hay que hacer más evaluaciones, recoger muchos datos”, explica Lucía Gorjón, miembro del equipo de ISEAK.
Estudios previos sugieren que los dispositivos digitales pueden distraer al alumnado de las actividades de aprendizaje, aunque no hay una respuesta cerrada de por qué razón los estudiantes más digitales tienen peor desempeño en matemáticas. “Tenemos que ver la tecnología como una herramienta y no como un fin. Cuando nos ayuda a que haya una mayor autonomía; cuando nos ayuda a personalizar el aprendizaje, ahí es cuando debemos aprovechar la tecnología. Creo que a los profesores nos falta mucha ciencia, mucha investigación y el estar conectados a nuestra propia práctica para poder ser mejores profesores”, argumenta Irene Gil, profesora del Centro de Formación Concertado Padre Piquer. Según el informe, "en España, quienes hacen un uso muy intensivo [de las tecnologías] obtienen resultados equivalentes a los que obtendrían si estuvieran medio curso por debajo de quienes usan poco la tecnología". Esa penalización es aún más negativa para los alumnos de menor nivel socioeconómico y para las chicas.
Deberían ser mejores alumnos...
El estudio presentado ayer por COTEC e ISEAK, con datos correspondientes al informe PISA de 2018, evidencia que, tal y como estamos utilizando la tecnología digital, "no sirve para aprender matemáticas, no favorece el desarrollo de las competencias matemáticas". Siempre hemos pensado que los que más y mejor usan las tecnologías deberían ser mejores alumnos en esta materia, pero "el estudio nos abre un melón, tenemos que entender más esta digitalización y cómo se está utilizando", explica Sara de la Rica, directora de ISEAK. El informe asegura que un uso "bajo" o "medio" de los dispositivos electrónicos mejora los resultados académicos. "La tecnología –asegura Manuel Area, catedrático de la Universidad de la Laguna– ha llegado hace poco a los centros escolares, creo que todavía no se ha integrado adecuadamente".
Las políticas públicas van a jugar un papel esencial. José Luis Fernández, jefe de área de Experimentación en el Aula en el Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado (INTEF), afirma que establecen bases para que se muevan los centros educativos. “En los próximos dos, tres años, las políticas públicas estarán muy dirigidas, no solamente a que tú tengas los dispositivos y los recursos a tu lado, sino que va a ir también a la parte de formación del profesorado. Tendremos infraestructuras, capacitación, pero también tendremos que saber cómo utilizarlo; tendremos que ayudar a los alumnos que tengan más dificultades para acceder a la tecnología y que los centros tengan todos los recursos”, detallaba. “Los cambios no se producen todo lo rápido que quisiéramos, pero hay que establecer un marco y eso lo tiene que hacer cada centro porque tiene que ser adaptado”.
Si hablamos de futuro, abrimos un abanico de posibilidades infinitas. “La educación como institución inserta en el siglo XXI y ya que esta sociedad es profundamente digital, tiene que caminar hacia un modelo híbrido de enseñanza entre lo presencial y la cultura digital”, determinaba Manuel Area. Para Irene Gil, en los próximos años se tendrán que asumir muchos retos, “tendremos que dar un paso adelante en este liderazgo educativo y ser esos verdaderos líderes que acompañen a los adolescentes en esa formación y tendremos que optimizar los recursos que tenemos”; y José Luis Fernández insiste en el esfuerzo de caminar con las comunidades educativas, “para ir construyendo el conocimiento de cómo hacer un énfasis en la metodología del uso de las tecnologías. Cómo las uso, para qué y si es necesario”.
Seres distraídos y prohibición
Cada vez son más los investigadores que aseguran que el 'enganche' a las pantallas y la multitarea están creando seres humanos distraídos. En esta línea, el neurocientífico Michel Desmurget ha analizado decenas de estudios científicos para concluir que el abuso de los dispositivos electrónicos influye peligrosamente sobre el rendimiento escolar a través de la alteración del sueño. Y cuando las noches se alteran se produce un deterioro de la memoria, de la capacidad de aprendizaje y del funcionamiento intelectual diurno. También debilita el sistema inmunitario, lo que aumenta la probabilidad de que el niño enferme, y la maduración del cerebro. La falta de sueño es un factor importante para el desarrollo de la obesidad y reduce el tiempo dedicado a los deberes, explica el autor de 'La fábrica de cretinos digitales'. Asume que no se puede echar la culpa de todo a las pantallas y que en el rendimiento escolar participan otros factores vinculados a la situación demográfica, social y familiar del menor.
Otro informe, realizado recientemente por dos investigadores de la Universidad de Valencia, ha analizado las consecuencias de la prohibición de los teléfonos móviles en las dos autonomías -Galicia y Castilla La Mancha– que impusieron está medida restrictiva hace cinco años. Tomando los baremos del informe PISA de matemáticas y ciencias naturales, el impacto de la prohibición en los estudiantes gallegos de 15 años está por encima de los 10 puntos en matemáticas y de 12 en ciencias. “Nos parecen cuantitativamente no desdeñables, dado que se evalúan apenas tres años desde la prohibición”, comentan los profesores. “Los chavales analizados han vivido bajo la prohibición durante casi toda su educación secundaria. Es un buen colectivo para mirar, en esas edades el uso del móvil está más descontrolado. Son suficientemente mayores para que casi el 100 % use teléfono, pero no son tan mayores como para hacer una autogestión correcta del dispositivo”, asegura este estudio.