Por el volumen de informes y estudios que se publican sobre teletrabajo (trabajar a distancia, en remoto, en el domicilio, no presencial… da igual cómo lo denominemos) se puede interpretar que esta nueva manera de empleo ha sido validada por trabajadores y empresarios y también que se están buscando fórmulas ante la inminente llegada de una nueva fase pandémica, la de una inmensa mayoría de la población vacunada. Parece ser que casi el 80 % de los españoles consultados por Grupo Addeco es favorable a un modelo híbrido que combine trabajar en casa y en la oficina. Una flexibilidad que en la práctica viene a decir que no queremos estar todo el día en casa sin levantar el culo del asiento pero que tampoco queremos ir todos los días a la oficina. Ya lo decía el Informe Sociedad Digital en España, de Fundación Telefónica, “entornos de oficina abiertos, flexibles y versátiles donde acudir de manera regular también formarán parte de la ‘oficina del mañana’”. En marzo, coincidiendo con el inicio de la expansión del virus, la Fundación COTEC encuestó a más de 7.000 ciudadanos sobre su confianza en la tecnología para reducir brechas de género y desigualdad social. Los encuestados reclamaban el derecho a la desconexión digital y veían el teletrabajo como una oportunidad de mejorar la conciliación, y se notaba la diferencia entre empleados con estudios superiores y los ocupados sin estudios: El 30 % de los primeros tuvo la ocasión de trabajar a distancia frente al 3 % de los que apenas llegaban a los estudios primarios.

Ayer mismo, el Observatorio Nacional de la Tecnología y la Sociedad (ONTSI) publicó el Dossier de Indicadores de Teletrabajo y trabajo en movilidad en España y la UE con datos que se empezaron a producir en el segundo trimestre de 2020 (comienzo de la pandemia de la COVID-19) y llegaron hasta marzo de 2021. En este primer trimestre del año, el 11,2 % de ocupados del país –más de 2,1 millones de trabajadores– trabajaron desde su propio domicilio más de la mitad de los días. Durante el confinamiento estricto, esta cifra llegó a los 3 millones, más del 16 % de los empleados.

Los analistas del ONTSI han observado que el teletrabajo ha sido adoptado en mayor medida por las mujeres, manteniendo porcentajes de más de dos puntos porcentuales por encima de los hombres. “Constatamos con ello que el teletrabajo durante la pandemia ha acumulado un claro sesgo de género, asignando en mayor medida a las mujeres el teletrabajo, en un periodo especialmente intensivo en la conciliación de las cargas laborales y familiares dentro del ámbito del hogar”. Es por esto que Carme Artigas, secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, aseguró la semana pasada que la realidad vivida a partir de marzo del año pasado “no es conciliación, eso es esclavitud digital” y expresó su confianza de que avancemos “hacia una conciliación laboral real gracias a la tecnología”.

Extremadura, Murcia y Navarra, a la cola

En este repaso a la situación del teletrabajo también se analiza el nuevo fenómeno laboral por franjas de edad. Las personas de 35 a 45 años son las que más trabajan en remoto porque, según el ONTSI, se trata de un colectivo en el que es más frecuente el cuidado de menores y dependientes. Los menos propensos son los jóvenes con edades entre los 16 y los 34 años y los mayores de 55 años.

En el primer trimestre de 2021, Extremadura, Murcia, Navarra y Cantabria son las comunidades autónomas con menos teletrabajadores, mientras que Madrid, Cataluña y Asturias encabezan el listado de trabajo desde casa.

En Europa, donde el porcentaje de teletrabajadores supera el 12 %, los países más proclives a esta fórmula son Finlandia (25,1 %), Luxemburgo (23,1 %), Irlanda (21,5 %), Austria (18,1 %), y Países Bajos (17,8 %). En el extremo opuesto estaban algunos países del este, como Bulgaria (1,2 %), Rumanía (2,5 %), Croacia (3,1 %) y Hungría (3,6 %). Igual que en España, son más las mujeres las que trabajan desde casa que los hombres. “La excepción a este fenómeno se da en los Países Bajos, Alemania, Suecia y Letonia, países en los que los hombres teletrabajan más que las mujeres”, comentan desde el Observatorio.

Teletrabajo y emisión de CO2

Respecto a las facilidades dadas por las empresas españolas para lograr la movilidad de sus trabajadores, en España, el 74 % de las empresas suministran dispositivos que permiten trabajar fuera de la oficina, cuatro puntos por encima de la media europea. Es cierto que son las compañías vinculadas con los sectores más tecnológicos (informática, telecomunicaciones, etc.) las que más atención prestan al equipamiento y conectividad de los teletrabajdores. “Donde sí se detecta una importante brecha en el equipamiento en movilidad, es el colectivo de las empresas españolas muy pequeñas, de menos de 10 trabajadores, segmento en el que habrá que poner especial énfasis en las políticas públicas de promoción digital, para que puedan incorporar la posibilidad de ofrecer la modalidad de teletrabajo a sus trabajadores en el futuro”, concluye el dossier.

Por último, según un estudio encargado a Carbon Trust por el Instituto Vodafone para la Sociedad y la Comunicación, España podría ahorrarse 3,9 millones de toneladas de CO2 al año gracias al trabajo en remoto, más de 600 kilos por teletrabajador. Los responsables del informe calculan que el 34 % de los puestos de trabajo podría realizarse a distancia, con una media de 2,8 días teletrabajados a la semana.